El pasado septiembre, en un supermercado de Barcelona, un atracador maniató a los dependientes, tras amenazarlos con un revólver, y los encerró en la despensa de la tienda.
Como era la hora de cierre, la pareja de una de las dependientas acudió buscarla, y al ver lo sucedido comenzó un forcejeo con el delincuente, que acabó golpeándole e incluso efectuó un disparo. Por suerte, nadie resultó herido.
Este brutal robo ascendió a 2.700 euros. En el momento de la detención de este delincuente, pesaban sobre él tres órdenes de busca y captura