La céntrica Cuesta de Moyano, cerca de la plaza de Atocha, en Madrid, ha sido el lugar elegido por la asociación Anima Naturalis para protestar en la mañana de este domingo en contra del consumo de carne. Los participantes han llevado a cabo una llamativa puesta en escena para captar la atención de la gente. Se han introducido desnudos, cubiertos de sangre falsa, en bandejas de supermercado etiquetadas como "carne humana".
De esta forma pretenden dar visibilidad a un problema que ellos consideran estructural, de ética, bienestar y sostenibilidad del planeta debido a los efectos dañinos que la producción de carne a nivel mundial acaba provocando en el medio ambiente y en la salud de las personas. Puestas en escena que buscan también que la población se replantee su alimentación y apueste por una dieta vegana o vegetariana.
Con esta performance de humanos ensangrentados "envasados para consumo", la ONG Anima Naturalis ha invitado a quienes hoy paseaban por esta céntrica calle a reflexionar sobre el "apetito desaforado y creciente por la carne en España", y las consecuencias que tiene para los animales, ha explicado a EFE Cristina Ibáñez, coordinadora de esta organización.
"Tratamos de visibilizar un problema estructural de ética, salud y sostenibilidad del planeta por los dañinos efectos del consumo de carne", ha agregado.
Los activistas han subrayado que la ganadería industrial" invade los hábitats salvajes, crea oportunidades para que los patógenos salten al ganado, actuando de impulsor de enfermedades zoonóticas, que se transmiten de animales a humanos".
España es el segundo país de Europa en consumo de carne, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), "lo que nos hace especialmente vulnerables para desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo dos o ciertos tipos de cáncer", ha apuntado Ibáñez.
La activista ha incidido en que el consumo de productos de origen animal contribuye a generar "el doble de emisiones" de CO2 de lo que genera una dieta vegana; requiere además 13 veces más cantidad de agua, 11 veces más de petróleo y 18 veces más en tierras de cultivo.
"Animamos a la población a considerar una forma alternativa y mucho más ética de relacionarnos con los animales. Una alimentación basada en vegetales, es una apuesta de futuro por la salud del planeta, la nuestra y la de las generaciones venideras", ha concluido Ibáñez.