Aunque los huevos nunca se encuentran en la zona de neveras del supermercado, muchas personas los guardan en el frigorífico nada más llegar a casa. Esto puede provocar ciertas dudas ya que, si nosotros los conservamos en el frío, ¿por qué en el mercado no se hace?
La explicación tiene que ver con la forma de conservación que tienen los huevos. Se trata de un alimento muy delicado, y como informan varias webs especializadas, someterlos a cambios en la temperatura puede tener graves consecuencias.
Este problema se explica por la cutícula del huevo, una capa fina que lo envuelve justo debajo de la cáscara, y que es muy delicada. Cambios bruscos en la temperatura pueden hacer que se rompa o se dañe, y que a través de ella entren bacterias que infecten la yema y la clara de la salmonelosis que puede tener la cáscara.
No es necesario que se conserven en frío mientras se mantengan en un lugar seco y fresco, a una temperatura inferior a los 25ºC. Lo que sí es importante es que una vez metidos en el frigorífico no se saquen hasta que no se vayan a utilizar, para evitar esos cambios que pueden generar problemas. Un huevo puede mantenerse fresco hasta 28 días.