Los huertos urbanos y domésticos, combinados con la educación nutricional, pueden llevar a una mejora de la salud y un aumento de actividad física, según una investigación de la Universidad de California en San Francisco (EEUU).
Un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco se asociaron con Valley Verde (una organización comunitaria de jardinería urbana en el condado de Santa Clara, California) para comprender mejor las percepciones de los participantes sobre los beneficios para la salud y la aceptabilidad de los programas de jardinería urbana en el hogar.
Para llevar a cabo este estudio publicado en 'Journal of Nutrition Education and Behavior', los investigadores siguieron a 32 participantes en el programa de Valley Verde, en su mayoría hispanos o latinos y mujeres. El programa está dirigido a una población predominantemente de bajos ingreso e inmigrantes, brindándoles el conocimiento, las habilidades y las herramientas necesarias para cultivas sus propios huertos orgánicos.
El personal de Valley Verde proporcionó 10 talleres mensuales para cada participante centrados en el desarrollo de habilidades de jardinería orgánica, así como en educación nutricional, como estrategias para aumentar la ingesta de vegetales, frutas y granos integrales o estrategias de compra saludables. Los participantes fueron entrevistados antes, durante y después del programa para rastrear lo que aprendieron y cómo lo estaban implementando.
Casi todos los participantes señalaron que comieron más frutas y verduras gracias al programa, apuntando como causa la mayor accesibilidad, frescura, sabor y conveniencia de los productos de la huerta. "Este modelo basado en el hogar puede desempeñar un papel vital en la agricultura urbana y tiene el potencial de afectar directamente a la salud al vincular el jardín con el hogar", ha indicado la autora principal y doctora en el departamento de Medicina de la Universidad de California en San Francisco, Kartika Palar. La investigadora ha agregado que los huertos familiares y comunitarios son enfoques complementarios de la agricultura urbana, que juntos promueven un sistema alimentario local más resistente.
"Las frutas y verduras son un suministro más estable. Ya no es como 'Oh, ¿y ahora qué? En este período solo podemos permitirnos un poco de ensalada'. Ahora simplemente vamos y lo cosechamos, y lo tenemos todo el tiempo", ha comentado una participante femenina del estudio de 47 años, describiendo cómo le ayudó el jardín durante las épocas del mes en las que el dinero no era suficiente.
"Valoro más las cosas que cocino y las cosas que obtengo de mi jardín que las cosas que compro", ha indicado otro participante masculino del estudio de 34 años. "Hay una gran diferencia. Me siento bien de haberlo cultivado, porque estoy comiendo algo que he cultivado yo mismo. Eso para mí no tiene precio", ha explicado.
Los participantes también describieron una disminución del estrés, así como un aumento del ejercicio y una disminución en el comportamiento sedentario, tanto en los adultos como en los niños. Así, el cuidado del jardín condujo a una mayor actividad física debido a la necesidad de regar, desmantelar, cosechar y plantar a intervalos iguales.
"La agricultura urbana es un recurso comunitario importante que puede contribuir no solo a la nutrición y la salud, sino también al desarrollo urbano y la conexión social", ha asegurado la autora principal del estudio, la doctora Sheri Weiser. Por último, ha agregado que combinar el cultivo del huerto en el hogar con la educación nutricional es una estrategia innovadora para ayudar a reducir la carga de enfermedades prevenibles, como la diabetes, en poblaciones de bajos ingresos con acceso limitado a alimentos saludables.