Después de cada alta llegan ellos directos a la zona Covid para desinfectar a conciencia la habitación. Con guantes bien ajustados para rociar con agua y lejía todas las superficies.
Cambio de mascarilla para la segunda parte de un trabajo más llevadero que en la primera ola. "Es un poco menos angustioso, menos agobiante", afirman.
"No estamos desbordados. Hemos sido capaces de adelantarnos a todas las circunstancias de la enfermedad", apunta Susana Plaza, jefa de Medicina Interna del Hospital Severo Ochoa.
En la zona roja atienden a 36 pacientes. Jeremy es uno de ellos. "Fueron diez minutos sin la mascarilla para comer y nos contagiamos cuatro o cinco personas", nos explica.
Sin visitas de familiares los sanitarios realizan una importante labor de acompañamiento de los pacientes, comenta José Antonio Barbado, jefe de enfermería de la planta Covid.
Para aliviar la herida emocional de todo lo vivido se han creado grupos de apoyo para sanitarios y familiares.