Morella era una joven de 17 años cuando inició una relación con Mathías Enrique Salazar, un hombre de 23 años, en el año 1988. La familia de la joven no aceptaba su relación y pensaban que el novio de su hija era muy agresivo, según ha informado La República.
El hombre aprovechó que le había propuesto ir a vivir juntos para raptarla y someterla a su voluntad. Así, desde ese momento hasta que la mujer pudo escapar, 31 años después, Mathías la mantuvo secuestrada, abusando sexualmente de ella y exponiéndola a constantes abusos físicos y psíquicos.
La familia de la víctima la dio por muerta, ya que no volvieron a tener noticias de ella, que no se podía relacionar con ninguna persona y que solo podría alimentarse si mantenía relaciones sexuales con el acusado. Tras tres décadas de torturas la víctima logró escapar de su raptor en un momento de descuido en el que este se dejó una llaves en el interior del domicilio.
Lo más polémico de este suceso es que, al parecer, la comunidad de vecinos había denunciado en varias ocasiones la situación, pero al llegar al lugar la víctima negaba lo sucedido, bajo la amenaza de Mathías, y no se realizó ninguna investigación más.
Finalmente tras años de abusos el acusado fue detenido, y será juzgado por delitos de violencia sexual, esclavitud sexual, inducción al suicidio y violencia psicológica.