¿Cómo vive un hipocondríaco el brote del nuevo coronavirus? El SARS-Cov-2 ha desatado el ‘miedo’ en gran parte de la población española. Los bulos en la red o la información errónea suelen provocar que las personas tomen medidas de precaución por su cuenta. Un hecho que los expertos tachan de “miedo colectivo”, ya que las recomendaciones ofrecidas por Sanidad son suficientes, como lavarse las manos o no saludar con la mano, es decir, evitar el contacto.
Juan, un joven madrileño, no confía mucho en todo lo que se esta hablando. “Cuando tose alguien en el vagón, y hay mucha gente, seguramente busque una forma disimulada de moverme. Lo que sí es seguro es que giro la cara en la dirección opuesta a donde está esa persona. También trato de evitar tocar las barras del transporte público”, explica.
“Si veo a gente por la calle con mascarilla me siento desprotegido. Vi a un grupo de asiáticos por mi barrio, usando mascarilla en el 'super', y me asusta, la verdad. Cada vez que toso, lo siguiente que hago es tocarme la frente por si tengo fiebre. También estoy pendiente de respirar bien, para ver si me falta el aire. Cuando lo compruebo, me calmo”, añade. Su caso, como el de gran parte de la población, es un miedo que trasciende la realidad. La peor parte es que se han reportado agresiones racistas por el coronavirus, un hecho infame.
Clara, otra joven de Pamplona, no se queda lejos. “Siempre me limpio las manos con gel desinfectante cada vez que bajo del autobús, del metro o el tren. Me lavo las manos cada vez que voy al baño, el desinfectante lo utilizo todo el rato. Si tose alguien, no hago nada, confío en que no sea por coronavirus”, comenta. La sobreinformación tampoco ayuda.
El caso de Gema, una joven abulense, pone de manifiesto la mediatización del coronavirus. “Acudimos a un entierro en Ávila la semana pasada y vino mi cuñado. Su novia es china y, desde el brote de coronavirus, solo toma precauciones. Él, asustado por la situación, acudió a la ceremonia con una mascarilla de grandes dimensiones. Una mascarilla en un pueblo pequeño llama mucho la atención, todos se quedaron mirando alarmados. Durante el acto se colocó al fondo de la iglesia, dice que está infectado porque un compañero de su empresa lo ha tenido, pero nosotros creemos que no”, cuenta.
Mucha gente cree que es hipocondríaca, pero la realidad de este trastorno mental es un problema serio. “Creo que hay un miedo colectivo, no más gente hipocondríaca. Se ha creado una dinámica de amenaza real del virus. Cuando uno tiene temor a algo, es porque hay probabilidad de que suceda. Puede ser real o no. Ahora mismo, hay diferentes opiniones sobre el riesgo que supone el coronavirus. Cuando hay contradicción, hay personas que se inclinan a darle veracidad y otras a restarle”, explica a Informativos Telecinco Pilar Conde, psicóloga de Clínicas Origen.
“La hipocondría genera que el paciente se sienta amenazado por elementos que no generan habitualmente amenaza. Este tipo de síndromes, como los coronavirus, que tienen un mecanismo de infección tan fácil, hacen que el paciente tenga más ansiedad anticipatoria. No es que el paciente tenga la condición, sino que tiene miedo a padecerlo. El riesgo de contagio se reduce a las medidas generales ofrecidas por Sanidad”, señala a Informativos Telecinco Jhoan Silva, director del equipo médico de ELMA.
“Lo importante es que solo tomen las medidas que se dan desde los organismos de salud. No hay que hacer ningún exceso, como usar mascarilla, buscar información en Internet o hablar con los compañeros sobre el tema, sobre qué opinan. Hay que hacer las cosas con seguridad”, añade Conde. Según los expertos, no hay constancia de hipocondría por coronavirus. “La hipocondría normalmente está ligada a enfermedades más mortales, como el cáncer o los tumores. Esto depende de si las personas sufren el miedo a los virus”, dice Conde.
Las recomendaciones para la población sobre el riesgo de coronavirus se centran demasiado en el ámbito digital, apuntan también los expertos. “Lo primero es informarse, es lo mejor para reducir los riesgos de hipocondría. Habría que repartir más panfletos para la población mayor, que por lo general no utiliza redes sociales, y son los que más informados deben de estar”, afirma Silva.
“Antes de que el brote llegase a España, salían imágenes de China. Todos iban con mascarilla, se hablaba mucho de la mortalidad. La gente se agarra a un dato, a pesar de los medios. Muchos procesan la información de manera sesgada. La probabilidad de morir por coronavirus es inferior a la de otra enfermedad. Como hay un impacto emocional, se le da más valor”, concluye Conde.