La hipótesis que siempre defendieron los investigadores y que Beatriz, la madre de las niñas desaparecidas de Tenerife, nunca pensó que Tomás Gimeno pudiera ejecutar, se ha cumplido. Tomás Gimeno usó el ancla, ya aparecida, y la botella de buceo para lastrar los dos petates donde los investigadores siempre creyeron que iban sus hijas. Una de ellas, Olivia, de solo seis años, ha sido ya encontrada y llevada al anatómico forense. Su cuerpo sin vida fue encontrado en uno de los petates, mientras que otro ha aparecido vacío. Ahora, se sigue buscando el cuerpo de la pequeña Anna y de Tomás Gimeno. Estos hechos ya han sido comunicados por Delegación de Gobierno ha sido ya comunicado a la madre y a la familia de las menores.
Las niñas desaparecieron el pasado 27 de abril. Esa misma noche Tomás Gimeno preparó de forma minuciosa su venganza. No soportaba que Beatriz hubiera rehecho su vida con un hombre más mayor, al que ya agredió en plena calle. La frase no las volverás a ver y haber dejado todas sus pertenencias repartidas como si no fuera a volver siempre hizo pensar a los investigadores en el peor de los resultados,
El buque Ángeles Alvariño del Instituto Español de Oceanografía (IEO) encontró el cadáver de Olivia en las costas de Tenerife, que en estos momentos continúa con las labores de búsqueda de Anna y su padre. El cuerpo fue hallado dentro de una de las dos bolsas detectadas en el fondo del mar.
El hallazgo de una botella de buceo junto a un edredón a 1.000 metros de profundidad en la zona hace dos días donde apareció la embarcación de Tomás Gimeno, desaparecido el 27 de abril junto a sus hijas, reforzó la hipótesis de que se usaron para lastrar bultos al fondo del mar junto con el ancla. Los investigadores creen que Tomás Gimeno se lastró con el cinturón de plomo de 8 kilos. Ahora la frase de no las volverás a ver cobra otro sentido.
La hipótesis principal es que Gimeno preparó varios lastres para lanzar al fondo del mar a sus hijas y después a él. El primer lastre entre las 21.30 a las 23. 30, hora donde regresó a puerto, según lo sitúan las llamadas que la madre de las pequeñas realizó la noche de la desaparición.
Tras ello se quedó sin batería, y una patrulla de Servicio Marítimo le paró por estar saltándose el toque de queda pero no encontró nada en el registro, porque los bultos ya los había cargado. Tras cargar su teléfono, volvió a un punto muy próximo al de su primera salida. A la 01:30 Beatriz, la madre de Anna y Olivia, le volvió a llamar y esta vez sí que estuvo hablando con ella en una conversación en la que él aseguró que se iba lejos con las pequeñas. No era cierto.