El fútbol español vive hoy una jornada de completa consternación por la inesperada muerte de José Antonio Reyes en un accidente de tráfico. Sin embargo, el sevillano no es, tristemente, el único futbolista que ha perdido la vida de manera trágica y repentina.
De hecho, no hace falta abandonar nuestro fútbol para encontrar un antecedente similar, pues es conocida por todos la muerte de Juanito, también en un accidente automovilístico. El histórico 'siete' madridista murió en 1992 a los 37 años cuando volvía a Mérida, donde entrenaba al equipo local, después de ver el enfrentamiento entre el Real Madrid y el Torino en la Copa de la UEFA. Aún con todo, la memoria del carismático jugador andaluz sigue muy presente entre la grada blanca.
También por culpa de accidentes, aunque en este caso de avión, se han producido dolorosas pérdidas en el fútbol internacional. La más reciente es la del delantero argentino Emiliano Sala, que murió por esta causa en enero de este año. En este caso, la avioneta privada en la que viajaba desde Nantes a Cardiff, ciudad del equipo por el que fichó en el mercado invernal, se estrelló en el mar en el Canal de la Mancha, donde tras las labores de búsqueda posteriores se encontró su cuerpo un mes después.
Otro reconocido y reciente accidente de avión trágico para el fútbol fue el del vuelo internacional en el que viajaba el equipo brasileño Chapecoense en el año 2016. Tras estrellarse en suelo colombiano, solo tres miembros de la plantilla sobrevivieron al accidente.
Un suceso similar vivió un club histórico como el Manchester United, cuando en 1958 se produjo el conocido popularmente como 'Desastre aéreo de Múnich'. En este accidente producido en el aeropuerto de la ciudad alemana, el club mancuniano perdió a gran parte de los integrantes de uno de los mejores equipos de su historia. Entre los supervivientes se encontraba el histórico delantero Bobby Charlton, uno de los grandes goleadores británicos de todos los tiempos y campeón del Mundo con Inglaterra ocho años después de la tragedia.
Al margen de accidentes aunque no exentos de conmoción y sorpresa acontecieron los fallecimientos de Antonio Puerta y Dani Jarque. El primero de ellos sufrió una parada cardiorrespiratoria durante un partido entre su conjunto, el Sevilla, y el Getafe en 2007 y finalmente murió en el hospital tras fracasar los intentos de reanimarle. En el caso de Jarque, sufrió un infarto de miocardio en su habitación de hotel durante una concentración en Florencia con su equipo, el RCD Español. Pese a los intentos de reanimarlo en el hospital, murió poco después.
Por último, otra sonada tragedia para el fútbol internacional llegó con la muerte de Andrés Escobar. El futbolista colombiano se metió un gol en propia puerta en un partido del Mundial de 1994 en el que su selección se enfrentaba a Estados Unidos. Este autogol acabó por eliminar a Colombia del torneo y diez días después fue asesinado por haber supuesto la derrota una importante pérdida de dinero en apuestas de varios narcotraficantes.