Los pamploneses se están acostumbrando ya a ver las calles de su ciudad abarrotadas de personas haciendo botellón, armando jaleo, destrozando el mobiliario urbano, mocionando en la calle y perturbando su sueño. “A la gente se le está yendo la cabeza” nos dice un vecino, “la gente está harta ya de siempre lo mismo” nos dice otra. Pero los que de verdad están ya hartos y cansados de violencia son los agentes de la Policía Municipal. Noche tras noche son recibidos con botellas, piedras y violencia desmesurada cuando acuden a poner orden en esas fiestas ilegales a la intemperie. Jesús Bariain, Portavoz de la Policía Municipal de Pamplona nos apunta que “no esperábamos que nadie nos iba a lanzar objetos como consecuencia de decirles que no pueden estar todos juntos incumpliendo la medida sanitaria”.
Eso sí, donde se incumplen ya por sistema esas medidas es en Magaluf, en Mallorca. Allí, noche tras noche se incrementa con creces la densidad nocturna de personas concentradas. Pero esa densidad no solo no se respeta en la calle, tampoco dentro de los locales. La policía nos ha facilitado unas imágenes de un local que superaba en un 540% el aforo permitido. Así que ha sido clausurado, al igual que otros tres de Punta Ballena.
La imagen se repite también en Valencia. “Me parecen medidas demasiado estrictas. A la una de la noche estamos ya en casa y yo llevo 24 años saliendo de fiesta y suelo pasarme hasta 3 días fuera. Estoy cansado”, nos apunta un chico que hemos encontrado de botellón”. Antes de irnos encontramos un joven que está siendo detenido por la Policía Nacional, acusado de beber en la calle, de incumplir la normativa Covid, y de resistencia contra la autoridad. Desfases que son sinónimo de peligro para la salud.