La fatiga pandémica y el confinamiento por la covid-19 han aumentado la sintomatología ansiosa-depresiva y las relaciones entre la juventud, por lo que las ideaciones suicidas se han incrementado, aunque el acto-planificación ha disminuido al estar más tiempo en casa con la familia.
Estas son algunas de las conclusiones de una investigación realizada por la Universidad de La Rioja (UR), en la que han participado 1.790 jóvenes de esta comunidad de 13 a 19 años desde 2019 hasta final del confinamiento, ha explicado a Efe una de las expertas que han colaborado en el estudio, la psicóloga Adriana Díez-Gómez.
Esta investigación ha permitido recoger información sobre tres factores "clave" dentro de la conducta suicida entre los jóvenes, como son la ideación suicida (pensamientos relacionados con la muerte), la comunicación suicida (verbalizarlo) y el acto-planificación suicida.
Además, en este estudio, se ha validado y diseñado por primera vez para adolescentes españoles la Escala Sentia, un instrumento que permite evaluar la conducta suicida entre este colectivo.
La creación de esta herramienta, ha indicado, es interesante para "ahondar en la conducta suicida de los adolescentes y saber quiénes requieren de un trabajo cognitivo o alivio emocional en función de cada persona".
No obstante, ha subrayado que desde la UR ya se trabaja con datos que se centran exclusivamente en las consecuencias psicológicas y emocionales de la pandemia de la covid-19 en los jóvenes; aunque ha confesado que esos resultados "hay que tratarlos con mucho cuidado".
Ha recalcado la necesidad de trabajar en la prevención del suicidio y eliminar los factores de riesgo para que este no ocurra, y, para ello, es necesario incidir desde pequeños en la promoción de la salud mental, según esta psicóloga de la UR, quien ha apostado por enfocar las fortalezas psicológicas desde la infancia para que "ellos mismos puedan identificar cuándo están mal".
Además, ha afirmado que es preciso que exista un protocolo de actuación en los colegios para que los niños tengan recursos y herramientas para verbalizar lo que sienten y buscar alternativas a sus emociones negativas.
Ha incidido en la importancia de contar con profesionales especializados que sepan indagar en las ideaciones suicidas de los adolescentes para "cortar una que cadena que derive hacia la autolesión", ya que, "de esta forma, podríamos evitar muchos suicidios".
También ha defendido que "ir al psicólogo no debe ser un bien de lujo que solo se pueden permitir algunos", por lo que ha instado a las instituciones a proteger la salud mental y a destinar más recursos económicos para "no ver a tantas personas sufrir".
"El limitado presupuesto en materia de sanidad pública conlleva que se decidan tratar enfermedades graves y se descuidan los problemas que a priori parecen leves, pero que con el tiempo se pueden agravar", ha constatado.
Ha subrayado que durante la pandemia se han dado muchas pautas para prevenir los contagios de covid-19, aunque, por ejemplo, "nadie nos ha dicho cómo gestionar nuestras emociones y la ansiedad por no poder ver a nuestros familiares y amigos".
"Nuestra moral va mermando y parece que vemos la luz al final del túnel, pero vuelven las restricciones y la esperanza y la ilusión va decayendo", ha afirmado esta investigadora, quien ha recordado que "ya llevamos mucho tiempo y necesitamos ver un horizonte para mantenernos fuertes".