Hasta que los resultados de la autopsia no sean definitivos, la muerte de Esther López sigue siendo una incógnita. Parece que los primeros resultados apuntan a una lesión interna, la cuestión es qué la causó. Por eso, hoy la Guardia Civil ha vuelto a rastrear la zona donde se encontró su cuerpo.
Los investigadores regresan al lugar donde apareció el cuerpo de Esther hace ya cuatro días y vuelven a acordonarlo, a analizarlo palmo a palmo. Estudian si la joven pudo ser atropellada y por eso miden trayectorias, recogen muestras en la cuneta y arrancan y frenan y prueban con una furgoneta.
También analizan las cámaras de tráfico y acotan modelos de coche que pasaron por la zona. Aún no se ha determinado la hora de la muerte pero tuvo que ser entre las 5:40, cuando llamó a su madre y las 6 y 10 cuando ya no respondió. Se sigue analizando su teléfono, que apareció junto al cadáver, y que ayudará a descartar o confirmar la participación de los implicados. Lo que tienen claro es que el cadáver siempre estuvo a la intemperie.
Por ahora, los cuatro forenses que trabajan en la autopsia han descubierto, a través del TAC, traumatismos en abdomen y costado y una hemorragia interna. Pero habrá que esperar a los análisis toxicológicos para aclarar si esas lesiones las produjo una caída fortuita, un golpe o un empujón, es decir, si estamos ante un accidente o ante homicidio. Mientras los investigadores continúan atando cabos, el pueblo sigue sin poder pasar página. Aún no hay respuestas para todos los enigmas que rodean la muerte de Esther.