Se cumplen dos meses desde que Esther López, de 35 años, desapareció en Traspinedo (Valladolid). El 5 de febrero encontraron su cadáver en una cuneta. Desde entonces, no se ha podido determinar si la joven murió en el lugar en el que fue localizado su cuerpo, si la causa del fallecimiento pudo deberse a un accidente, si tuvo que ver con otro origen, si perdió la vida el mismo día en el que desapareció y si pudieron intervenir terceras personas. La Guardia Civil mantiene la investigación abierta y continúa a la espera de resultados de varias pruebas.
El miércoles 12 de enero, Esther López salió de su casa situada en Traspinedo (Valladolid), una localidad de unos mil habitantes donde algunos testigos la situaron la madrugada del día 13, sin que desde entonces volvieran a verla con vida.
Cinco días después de su desaparición, la familia denunció que no había regresado y desde entonces la Guardia Civil puso en marcha la investigación dirigida a localizarla, una búsqueda en la que también se implicaron los vecinos del municipio, con el desarrollo de cuatro batidas en el pueblo, separado unos veinticinco kilómetros de Valladolid capital.
Ninguna de las batidas dio como resultado el hallazgo del cadáver y tampoco el empeño del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas del instituto armado rastreando el río Duero, los perros adiestrados, los drones, un helicóptero ni otros medios de distintas unidades de la Guardia Civil. Fue un senderista el que encontró el cadáver el sábado 5 de febrero, al parecer cerca de donde se perdió el rastro de la víctima, en una cuneta, en la misma localidad en la que ella residía.
Cómo pudo haber estado ahí el cuerpo después de cuatro batidas y de las veces que los paseantes caminaron por la zona de manera habitual, se preguntaron vecinos de Traspinedo.
Se mantiene así la incógnita aún hoy acerca de si el cadáver permaneció en la cuneta desde la desaparición de Esther o si alguien pudo ponerlo posteriormente donde fue localizado.
Preguntas sobre la manera concreta en la que falleció Esther también siguen sin respuesta, a la espera de un resultado definitivo de la autopsia y del análisis de distintas muestras recogidas por la Guardia Civil y enviadas al Instituto Nacional de Toxicología para su estudio.
Por ahora, los resultados preliminares de la autopsia han indicado que la víctima sufrió una rotura de cadera y múltiples magulladuras, según fuentes próximas a la investigación.
Las magulladuras del cuerpo reflejan la posibilidad de que hubiera sido arrastrada por un vehículo, sin que se conozca en qué momento pudo producirse, mientras permanecen abiertas otras dos líneas de investigación, de forma que todavía se desconoce de manera concreta qué le ocurrió a Esther, cuyo funeral fue oficiado el 9 de febrero.
Tampoco existe certeza aún acerca de si una o más personas pudieron o no intervenir en el fallecimiento y si pudo ser accidental.
Solo una persona ha sido detenida por el momento y después puesta en libertad provisional por su supuesta implicación en la desaparición de Esther, un hombre apodado el Manitas.
El Juzgado de Instrucción Número 5 de Valladolid, que se ocupa del caso y ha establecido el secreto de las actuaciones, mantiene para él la prohibición de salir del territorio nacional, la obligación de comunicar cualquier cambio de domicilio y de comparecer en el juzgado siempre que sea requerido.
La delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, ha expresado en distintas ocasiones su plena confianza en que se va a acabar sabiendo que pasó mediante las averiguaciones que lleva a cabo la Guardia Civil, en un caso "complejo", en el que la ciencia puede ser el mejor aliado.
El domingo 13 de marzo, el Ayuntamiento de la localidad de residencia de la víctima ha convocado un acto en recuerdo de Esther López, que se desarrollará en la Plaza Mayor de la localidad con el lema "Traspinedo no te olvida".