Dolores Benavent, Lidia Cabrera, Margarita Crespo y Esther Contento. Ellas son las cuatro primeras mujeres que, de manera pionera, entraron a formar parte de las Unidades de Intervención Policial (UIP), los conocidos como antidisturbios de la Policía Nacional. Hicieron historia hace ahora 30 años, y qué mejor que recordarla este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Se estrenaron en las protestas por la guerra del Golfo, en enero de 1991. "Nos repartieron los uniformes de cualquier manera, nos asignaron una furgoneta y a trabajar, al Congreso", explican, añadiendo que "aquí estamos nosotras y también valemos". Su foto en primera línea ante la Cámara Baja fue algo simbólico puesto que "sentíamos que abríamos las puertas", dice Dolores. Y así fue, comenzaron un camino que después han seguido otras muchas mujeres.
Hijas de agentes, lo de ellas fue auténtica vocación. "Yo tenía que ser policía sí o sí", subraya Margarita. Eso sí, no fue nada fácil. "Todos tenemos una barrera que superar. Yo he tenido que escalar o rodear el muro", reconoce Lidia.
Se empoderaron. "No teníamos reflejo de mujeres, sólo nos fijábamos en ellos. Los que no te conocían, habitualmente era quienes tenían más recelo", indica Esther, quien denunció que existía machismo y que tuvo que escuchar frases en un estadio de fútbol, como "rubia, coqueta, enséñanos las tetas" o "vete a fregar".
Y resistieron en primera línea. "En Mieres (Asturias), por ejemplo, los mineros nos lanzaban (cohetes) desde la mina y nos explotaban al lado", recuerda Lidia. O en el País Vasco, "con petardos bien gordos. Nos llegó una flecha, le explotó en las manos y yo tenía al compañero en brazos".
"Éramos uno más", manifiesta Margarita a Informativos Telecinco. Y es que, lo que está claro, es que el valor no tiene género.