La historia parece repetirse entre Hawái y la isla de La Palma. Comparte cielos únicos para albergar el mayor telescopio del mundo y ahora sus volcanes compiten en peligrosidad y amenza. Un informe reciente de la Universidad de Miami explicaba cómo sería una nueva erupción del Mauna Loa, el volcán más grande del mundo.
Según los investigadores norteamericanos, el suelo bajo el cono del Manuna Loa está experimentando un gran empuje que ha hecho elevarse esta gran superficie unos seis centímetros.
Los expertos también han revisado datos históricos de las principales erupciones del asado y han concluído que en la mayoría de ellas, la actividad eruptica fue precedida por fuertes terremotos con magnitudes superiores a los 6 grados, como ocurrió en 1950 y 1984.
Los expertos también están verificando a través de una sofisticada red de medidores cómo el magma acumulado en su interior es de 0,2 kilómetros cúbicos, un volúmen muy similar al que tenía cuando erupcionó en 1984.
Los autores del estudio de la Universidad e Miami parten de la base de que "un terremoto podría generar la presión suficiente como para romper la roca sobre el magma".
De la magnitud de esta erupción dado el tamaño del Mauna Loa puede deducirse que si emitiese más de 20 millones de toneladas de dióxido de azufre y otros materiales en las capas altas de la atmósfera terminaria afectado a la radiación solar ya que actuaría como un espejo que reflejaría los rayos hacia el exterior impideindo su efecto sobre la superficie de la tierra.
Como consecuencia de este efecto, la temperatura del planeta podría reducirse en un corto espacio de tiempo en torno al medio grado.