Miguel Lorente y el aumento de violencia machista en menores: "Faltan campañas y prevención a nivel educativo"
Este martes, el INE revelaba que la violencia machista hacia las menores de 18 años creció casi un 30% en 2021
El número de menores denunciados también ha aumentado un 70%
Miguel Lorente, experto en violencia machista da las claves de este preocupante incremento
La violencia machista es una de las principales lacras en España y los datos del último informe del INE son desesperanzadores. Demuestran que no solo no se está acabando con ella, sino que se ha disparado entre los más jóvenes, los menores de 18 años.
En solo un año el número de adolescentes maltratadas ha crecido un 28,6% y el de agresores menores denunciados un 70,8%. Unas cifras muy preocupantes. "Sobre todo porque los datos del INE recogen solo los casos con medidas de protección, es decir, casos tan graves en los que ha sido necesario establecer medidas para proteger a la víctima", recuerda Miguel Lorente, uno de los mayores expertos en violencia machista en nuestro país. "Eso significa que se quedan fuera muchísimos casos de violencia de género que no han llegado a ese extremo", recalca.
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Lorente, profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, fue delegado del Gobierno para la Violencia de Género entre 2008 y 2011, desde entonces, dice, "lo que más ha cambiado es que las víctimas son cada vez más jóvenes".
Tras los últimos datos del Institututo Nacional de Estadística que confirman y agravan esta tendencia el experto habla de fracaso. "Es un fracaso culpable, porque no es resultado de que lo que se ha hecho no haya funcionado, es un fracaso por no haber hecho nada y eso es terrible", alega Lorente. "Que la violencia machista entre los jóvenes estaba aumentando era algo que se sabía y no se han puesto los medios para frenarlo", lamenta.
Pregunta. ¿Por qué cree que está sucediendo esto?
Respuesta. Es reflejo de una realidad social que ya reveló el último barómetro del Centro Reina Sofía, donde 1 de cada cinco chicos consultados dijo que la violencia de genero no existe, que es un invento ideológico. El porcentaje de los que lo piensan pasó del 10,9 al 20%, es decir, un incremento de un 40% en dos años. Al final esto se refleja en una conducta completamente normalizada de este tipo de violencia.
P. ¿Pero por qué se está dando este retroceso en la concienciación de la juventud respecto a la violencia machista?
R. Por varias razones, por un lado hay una falta de avance en lo que es la incorporación del género masculino a todos los temas de igualdad. Y por otro lado está el efecto que está causando el mensaje de la ultraderecha de que la violencia machista no existe, un mensaje que no aparece solo en las redes sociales, sino que se le da continuidad en las instituciones y en los medios de comunicación.
Lo que se está haciendo es generar confusión para provocar una cierta pasividad y que todo siga igual o peor, en vez de romper las ideas preexistente, los mitos, los prejuicios, los estereotipos que hay alrededor de estas violencias para que la gente se posicione desde una mirada diferente.
P. ¿Los chicos están avanzando más despacio que las mujeres en este asunto?
R. No solo van más despacio, sino que van para atrás. En el barómetro del Reina Sofía, que es de finales de 2021, cuando les preguntaban si consideraban la violencia de género un problema social grave, solo la mitad de los chicos creía que sí, frente al 74% de las chicas. Y lo peor es que ellos habían bajado cuatro puntos desde la anterior consulta, en 2019. Es claro que los chicos están menos posicionados y retroceden.
Además, están viendo el avance de las chicas como un cuestionamiento a su posición, a su identidad, a su masculinidad, a sus decisiones, por eso se recurre a la violencia con más facilidad.
Esta especie de transformación asimétrica que estamos haciendo no funciona. Todos los avances que se están produciendo en igualdad son porque las mujeres están cambiando, no porque los hombres estemos cambiando. Y eso genera este aumento de la violencia en edades más jóvenes, que es donde se producen los primeros desencuentros.
P. Y que son mucho más comunes de lo que apuntan los datos del INE, que como decías, solo refleja casos graves...
R. Claro, hazte una idea. El 15% de los chicos cree que si la violencia es de poca intensidad, no es un problema para la relación de pareja. Eso es terrible. La violencia se justifica y se minimiza. Hay una aceptación por parte de ellos que no ha dejado de aumentar en estos dos últimos años, y eso se refleja en hechos.
Hay más datos preocupantes, un 30% de los jóvenes creen que los celos son una prueba de amor... es que todo esto junto, la poca sensibilización, la poca conciencia, la negación, la justificación de los celos, la aceptación de la violencia como parte de la normalidad... son un cóctel bomba que provoca irremediablemente ese aumento de la violencia de género entre los menores.
P. Las cifras, de todas formas, no cuadran, las menores víctimas han aumentado un 28,6%, pero los maltratadores chicos un 70%, ¿donde está el otro 40% de víctimas?
R. Desaparecidas. Eso significa que las que faltan nunca denunciaron o retiraron la denuncia. Ese porcentaje indica que todavía resulta más fácil maltratar que denunciar, también a esas edades.
P. ¿Por qué crees que las menores no denuncian?
R. Por miedo, por vergüenza, por esa idea instalada que sigue ahí de que si te han pegado es porque algo habrás hecho... y en estas edades también por la presión de las redes sociales. Normalmente el chico que te pega forma parte de tu red y las menores perciben que van a ser cuestionadas por haberlo denunciado. Y en la adolescencia, el apoyo de la red es mucho más importante que el apoyo familiar. Si denuncias piensas que tu mundo se va a desmoronar. Al final la víctima se queda más sola que el maltratador.
El problema es que no hay campañas dirigidas a esa franja de edad, no hay prevención a nivel educativo y cuando se plantean saltan desde la derecha y la ultraderecha hablando de pin parental, de que eso es adoctrinamiento.
Es perverso que a educar, a hablar de igualdad y de derechos humanos lo llamen adoctrinar. Y me parece terrible que luego no haya una responsabilidad política o social o como queramos llamarla en quienes lanzan estos mensajes, porque están confundiendo a mucha gente.
P. ¿Por qué calan tan fácil estos mensajes?
R. Porque son más fáciles, no cuestionan nada. Lo único que hacen es reforzar lo que ya existe. Mientras que cuando tú estás dando mensajes que cuestionan la realidad, la normalización de la violencia, los papeles de hombres y mujeres... cuando tú eso lo estás cuestionando, necesitas que la persona lleve a cabo un posicionamiento activo sobre ese asunto. Tiene que decidir sobre ello. Mientras que cuando tú estás diciendo que eso no existe, que no es verdad, que las mujeres también maltratan, que son denuncias falsas, lo que estás diciendo es que la persona no haga nada, que se mantenga al margen y esa postura es mucho más cómoda. Por eso sus mensajes calan, porque no comprometen.
P. Me imagino que los menores lo tienen difícil para enfrentarse solos a estos y otros mensajes similares...
R. Difícilísimo, es que los mensajes machistas y violentos les llegan desde todos lados, desde los adultos, los videojuegos, las series, las canciones... y además, por desgracia, muchos lo viven dentro de sus hogares. El 18% de nuestros menores viven en familias donde los padres maltratan a las madres, tienen normalizada esa experiencia, con lo cual estamos facilitando que continúe.
P. ¿Y cuál es la fórmula para acabar con ello?
R. La educación, la concienciación y la crítica. En lo que se refiere a la educación hace falta romper con la normalización que lleva a desarrollar esa manera de ser hombre y esa manera de ser mujer que incluye una aceptación intrínseca de la violencia.
La concienciación es necesaria para implicar no solo a las personas que puedan sufrir la violencia machista, sino que se precisa un cambio social, y tenemos que hacer campaña dirigidas a los distintos grupos de edad afectados. No valen las campañas adultas para la gente más joven. Tenemos que enfocarnos en esas edades.
Y por último es imprescindible la crítica social y política frente a quien niega, normaliza o esconde la violencia de género, porque es darle alas a una violencia que ya existe y que encima de todo existe ocultada - solo se denuncia un 25% y el 80% de las mujeres asesinadas nunca ha denunciado -. Pues si es tan invisible como para terminar matando sin que hayamos detectado antes esa violencia, hace falta una crítica potente y persistente para romper ese silencio.