Un juez redacta un contrato para regular el uso del móvil con su hija de 12 años

  • El primer punto del contrato deja claro muchas cosas: "El teléfono no es tuyo, es de papá y mamá, que son quienes lo compran y pagan Internet"

  • La niña ha cambiado de colegio, tiene amigas nuevas y se sentía excluida por no tener teléfono móvil

  • El matrimonio ha justificado cada punto: "A esta edad hay que tener más control porque es mayor la necesidad de protección"

"No pensaba que iba a tener tanta repercusión", confiesa @JudgeTheZipper. Es el alias que utiliza un juez de Málaga en Twitter. Prefiere mantener el anonimato. El día 8 publicó un mensaje en esta red social que ya ha recibido más de 22.000 Me gusta.Me gusta Además ha generado un hilo con miles de respuestas, con reacciones muy distintas.

Literalmente escribió: "En previsión de que mi hija de 12 años, consiga su propósito (tener teléfono; aún está por ver), y dado su apego a las normas (bien por ella), mi mujer y yo estamos elaborando este contrato de adhesión, totalmente leonino. A ver qué os parece y si creéis que se nos olvida algo". En realidad se trata de un folio con una decena de puntos.

"El teléfono no es tuyo, es de papá y mamá, que son quienes lo compran y pagan internet", señala al inicio. El magistrado es consciente de las ventajas e inconvenientes que puede suponer un dispositivo en manos de los menores. "Todo depende del uso que se le de", concluye en esta entrevista.

Normas y límites

-Pregunta: ¿Cómo os planteasteis este contrato con vuestra hija?

-Respuesta: Es algo que hemos intentado retrasar lo máximo posible. Al cambiar de centro educativo, se ha hecho un nuevo grupo de amigas. Todas tienen teléfono. Han organizado alguna fiesta del pijama o quedadas para salir y ella se ha quedado un poco al margen. Por eso ahora nos lo estamos planteando. Tampoco queremos que nuestra hija se vea excluida. En parte se debe a esa presión del grupo.

Aún así, yo siempre me he educado con la conciencia de que lo que tienen los demás niños no lo tengo que tener yo. Eso ha pasado siempre. Hay niños que han hecho otras cosas y tú no has podido hacerlas porque no te dejaban en casa. Nunca ha pasado nada. Uno protestaba y se enfadaba. Evidentemente eso no nos libra de tener que negociar con nuestra hija, incluso que haya un conflicto pero es nuestra responsabilidad como padres.

-P: Según las encuestas, en España el 68% de los menores con edades comprendidas entre los 10 y 15 años ya tienen teléfono móvil. ¿Es correcto el uso que hacen?

-R: Hay que establecer unas normas y unas reglas, poner unos límites. Más cuando tienen 12 años, que es una edad muy difícil. Supongo que la manera de hacerlo por escrito es lo que más ha llamado la atención. Mi mujer y yo nos preocupamos mucho por este tema, aunque parece que mucha gente no se lo toma en serio. Es lo que tiene este trabajo. Ves la peor cara de la vida y las consecuencias que puede acarrear en un futuro. Esto no es arbitario. Es algo que hemos pensado mucho.

Quiero que mi hija sepa que si algo nos inquieta podemos coger su móvil. Es de sentido común. No vamos a estar todo el día revisando lo que hace pero hay que supervisarlo, estar ahí. No será igual cuando tenga 15 años o cuando tenga 17. A esta edad hay que tener más control porque es mayor la necesidad de protección. Estamos dándole una herramienta que puede ser muy buena o muy mala. Pero no tiene todavía los conocimientos ni está habituada al uso. Lo mejor es acompañarle en el inicio y que vaya cogiendo destrezas, recursos, mecanismos de defensa poco a poco.

Atención personalizada

-P: En el caso de vuestra hija, ¿acepta bien las normas o tenéis que imponeros para que obedezca?

-R: Ella se frustra enseguida. Hemos estado yendo al psicólogo varios años. Cuando las cosas no están claras, algo cambia en sus planes o no sale todo según lo previsto, le genera un disconfort muy importante. Reacciona bien cuando tiene las cosas muy claras, unos límites bien definidos y unas pautas bien asentadas.

Una vez fuimos a un parque infantil, en septiembre. No había nadie. Una atracción marcaba una cierta altura. No habíamos entendido bien lo que ponía en el cartel. Pensábamos que estaba prohibido pero luego era lo contario. Montó un berrinche muy grande. Ella tiene una personalidad muy peculiar.

Por eso, en el caso del teléfono, el hecho de hacerlo así a ella le tranquiliza. Sabe cuáles son las normas. Eso no significa que luego no las incumpla o que no proteste. Forma parte de su formación como pre-adolescente, es normal que luego nos rete o nos desobedezca.

Aún así con mi hijo, que es más pequeño lo haremos de otra forma porque él funciona de otra manera. Cuando llegue el momento a lo mejor no es necesario hacerlo así porque es distinto y se comporta de otro modo cuando le pedimos que haga algo. Cada uno tiene que llevar a sus hijos por el camino que considere más adecuado. Nos podremos equivocar algunas veces pero tenemos que intentarlo al menos.

Las redes sociales

-P: "En cualquier momento podemos pedirte el teléfono y ver lo que hay en cualquier aplicación. Y tenemos que conocer las contraseñas. La instalación de aplicaciones de redes sociales solo podrá realizarse previa autorización nuestra y, en su caso, con las condiciones que fijemos, entre las que podrá estar el uso compartido de la cuenta".

Estas son algunas de las normas que se establece en el contrato. ¿El uso de las redes sociales es quizás el mayor peligro de la utilización de un dispositivo en un menor de edad?

-R: Estas redes generan adicción. Sus cerebros son más vulnerables. Los técnicos que trabajan en estas plataformas buscan elementos que generan una dependencia. Cada vez quieren pasar más tiempo conectados, aunque sea deslizando el dedo por una pantalla.

Además ya le hemos explicado el peligro de hablar con desconocidos. Hay adultos que se hacen pasar por niños. Queda prohibido chatear con nadie ni responder a las personas que escriben en conversaciones online, igual que en los videojuegos. Hay que educarles y contarles que en internet hay unos riesgos. Ya hemos tenido esas conversaciones previamente.

Le hemos advertido y hemos justificado cada una de las razones que hemos establecido en este contrato. Hay quien me dice: "te crees tú que así vas a controlarlo". Al menos ya sabe lo que hay. Esto es por su seguridad, no es un capricho de unos padres.

-P: Vemos a diario casos de menores que han sido víctimas de todo tipo de delitos a través de esta vía. ¿Puede ser porque se percibe como algo lejano o poco probable?

-R: A veces ponemos límites absurdos con respecto a la calle pero les damos internet, que es una puerta abierta a un mundo desconocido. No podemos darles un teléfono sin ninguna supervisión, habrá que intentar enseñarles. De momento si mi hija quiere abrirse una cuenta de Instagram será para los dos, a la que yo tenga acceso, que yo pueda ver qué hace y con quién interactúa. Muchos padres no saben lo que hacen en las redes sus hijos

-P: ¿Se pone en entredicho el control parental con el derecho a la intimidad de los menores?

-R: Eso se ve claramente en muchos procesos de divorcio o separación. Los padres no entienden que lo que importa es el derecho de los niños. Nuestro deber como padres es protegerles y darles las mejores herramientas para salir adelante en la vida. Hay que enseñarles la parte positiva y lo negativo, seguir unos procesos y hacer las cosas de una manera adecuada porque luego todo puede tener consecuencias o repercusiones en un futuro.

Por eso también incidimos en que no se puede reenviar cualquier mensaje o hacer lo que otros digan. Hay cosas que son falsas, ofensivas, de mal gusto y puedes lastimar a otra persona. De momento estamos terminando de dar forma a este contrato y pensando a ver lo que hacemos. Todavía no lo tenemos tan claro.

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