Ni gota de lluvia en dos meses. España vive una sequía pluviométrica. Una falta de precipitaciones que ha puesto a los embalses al límite y a las cosechas en peligro. Pero, si como los modelos predictivos apuntan, en primavera no llueve, los cortes de agua pueden llegar a los principales cascos urbanos en zonas del interior peninsular.
Así lo confirma a NIUS Jorge Olcina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. "Cualquier población de interior, que no puede conectarse a una desaladora, tiene un riesgo de sequía mucho más alto que una ciudad del litoral mediterráneo", detalla el catedrático e investigador.
Olcina cree que no hemos llegado con los deberes hechos a este episodio de sequía y que tenemos que empezar adaptar nuestro sistema de abastecimiento de cara al futuro. "La solución a la sequía se tiene que producir en los años de bonanza de lluvia", señala.
Pregunta. ¿Podemos hablar ya de sequía a nivel nacional?
Respuesta. Yo hablaría de algunas zonas. Toda España estaría en prealerta de sequía. Es decir, a partir de ahora hay que hacer un seguimiento continuo de la situación. En estado más vulnerable estarían Andalucía, Extremadura, Galicia y Cataluña. Fíjate que hablamos siempre de Galicia como una zona en la que llueve mucho y no pensamos que haya problemas. Y, sin embargo, sí, ha llovido menos de lo normal.
P. ¿Alguna de estas regiones se encuentra en un punto de "no retorno"?
R. Si no llueve en los próximos dos meses la situación se va a poner bastante delicada. Ahora, el efecto que estamos teniendo es básicamente en los cultivos de secano. Si no empieza a llover a partir de marzo, y todo indica que va a ser así según los modelos, empezaríamos a hablar de sequía en los regadíos. Y ahí ya empezamos a tener pérdidas económicas importantes.
P. ¿Estamos ante un período sin lluvias cíclico o se trata realmente de un fenómeno extraordinario?
R. Es verdad que en España tenemos antecedentes de sequías incluso más importantes que esta. La sequía podríamos decir que es un rasgo "normal" del clima de la Península Ibérica. Lo que si estamos notando desde comienzos de siglo, que estas sequías son cada vez más intensas.
P. ¿Ha coincidido esta falta de lluvias con un periodo especialmente bajo de las reservas?
R. Llevamos prácticamente un año con lluvias por debajo de lo normal en el conjunto de España. Salvo en el País Vasco. Curiosamente, también en el sureste ibérico. La sequía es lo que yo llamo un riesgo silencioso pero constante.
P. Precisamente, el ministro Planas ha anunciado que en las próximas semanas se convocará la mesa de la sequía. ¿Diría que nos ha pillado el toro?
R. Ya desde el otoño debería haber habido un seguimiento más detallado. Lo bueno que se ha desarrollado los últimos años en nuestro país son los planes de gestión de sequía. Todas las confederaciones hidrográficas los tienen. Se señalan una serie de restricciones de uso en función de la intensidad. Esa parte sí que ha funcionado muy bien: cada quince días, un mes, sacan informes.
P. Cada confederación tiene su propio plan. ¿Qué zonas del país son las que mejor gestionan sus recursos hídricos?
R. En aquellas zonas de España donde más llueve suele ser luego en las zonas donde tienen más problemas de sequía. Sin embargo, en el sureste peninsular (Alicante, Murcia, Almería), como están más acostumbrados a que falte el agua de forma natural, han sabido planificar un sistema multifuente. Utilizan agua de ríos, acuíferos, reutilizan agua residual, agua desalada… si falla alguno de ellos siempre se puede echar mano del otro.
P. Ya se habla de sequía agrícola en muchas zonas. sequía agrícolaAlgunas poblaciones pequeñas también se están viendo afectadas
R. En el interior peninsular, si no llueve en esta primavera, seguramente en el otoño empezaremos a hablar de problemas importantes en algunas poblaciones. Este tipo de situaciones nos tiene que hacer reflexionar es sobre nuestro modelo de gestión del agua. Hoy en día una ciudad puede soportar dos o tres meses como mucho sin que llueva. Tenemos que empezar a dimensionar nuestro abastecimiento urbano para aguantar cuatro o cinco meses.
Está más expuesta a una situación de sequía la ciudad de Madrid que Alicante. Cualquier población de interior, que no puede conectarse a una desaladora, tiene un riesgo de sequía mucho más alto que una ciudad del litoral mediterráneo.
P. Cuándo la gente piensa en sequía, piensa en que no podrá regar o ducharse. Pero también se pone en peligro la producción de electricidad por vía hidráulica.
R. Ese es el otro riesgo que tenemos en España [en 2021 este fue el origen del 11,4% de nuestra electricidad]. En un episodio de sequía uno de los primeros perjudicados es la producción hidroeléctrica, además de la agricultura. Lo vamos a empezar a notar los próximos meses. Tal como está el panorama, de subida de precios de petróleo y del gas, supondrá un aumento de la factura.
P. Además de ampliar los depósitos urbanos, ¿deberíamos reducir nuestro consumo incluso cuando hay agua "de sobra"
R. Sí. La solución a la sequía se tiene que producir en los años de bonanza de lluvia. El problema en España es que siempre nos pasa igual: actuamos a golpe de desastre. Tenemos que repensar la política agraria. Qué cultivos son más rentables que otros, cuáles merece la pena regar. Todo eso es necesario que empecemos a reflexionarlo en el contexto de cambio climático.
P. ¿La escasez de agua se intensificará con la revisión de caudales que piden desde Bruselas?
R. Sí, porque en algunas cuencas se ha elevado el volumen de agua que debe circular por los ríos en los nuevos planes hidrológicos que se están elaborando. Eso reduce la cantidad de agua que puede haber embalsada. Sobre todo afectará a las cuencas que están conectadas, como las del trasvase Tajo-Segura. Si se eleva el caudal ecológico, se podrá trasvasar menos agua al Segura.
P. ¿Es factible hacer nuevos trasvases?
R. Hay dos factores que actúan en contra. La principal es la coyuntura climática. Si se cumplen las previsiones, se van a reducir las precipitaciones en el conjunto de la Península. Va a ser incluso complicado mantener algunos de los trasvases actuales. Y luego está la cuestión política. Cada vez va a ser más difícil que se pongan de acuerdo los partidos políticos para aprobar un nuevo trasvase.
P. Entonces, ¿qué hoja de ruta hay que seguir?
R. Hay que buscar las soluciones antes de que los problemas lleguen. Si sabemos que en los próximos años puede llegar menos agua, hay que empezar a trabajar. La solución pasa por la reutilización de agua depurada y la desalación. Abaratar los costes de desalación, subvencionar de alguna forma el agua desalada para la agricultura...