"Es difícil controlar la emoción en un día como este", confiesa Javier Velasco, presidente de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD). Este jueves, 17 de diciembre, el Pleno del Congreso de los Diputados votará y aprobará (tiene mayoría para hacerlo) la ley de la Eutanasia. "Algo por lo que llevamos luchando 36 años", añade. "Se reconocerá, al fin, un derecho que apoya la mayoría de la sociedad: el de decidir sobre la propia vida hasta el final", asegura.
Cuenta que en los últimos días el teléfono de la asociación no ha parado de sonar. "Ayer mismo acabé llorando con la llamada de un joven tetrapléjico al que hemos estado asesorando. Era conmovedor escucharle, tan agradecido y satisfecho por la aprobación de la ley. No porque quiera acabar con su vida ni mucho menos. Él tiene ganas de vivir, de seguir luchando, sino porque la ley le da la posibilidad de marcharse dignamente en el futuro, cuando ya no aguante más el dolor", explica Velasco.
"También nos llaman familiares de los que ya no están, de los que se fueron sin que se les permitiera acceder a la eutanasia, alargando su tortura hasta el final", añade. "Imposible no recordar en estos momentos a los que abrieron el camino, a aquellos que decidieron poner fin a su sufrimiento y con su determinación llevaron el debate a la sociedad. Desde Ramón Sampedro a María José Carrasco, el último caso de suicidio asistido, en 2019", recuerda Velasco.
Sus nombres, sus rostros, estarán este jueves presentes a las puertas del Congreso. "Vamos a llevar sus fotografías en pancartas y algunas de las frases que dijeron, en homenaje y agradecimiento a su ejemplo", apunta el presidente de DMD. "Entre todos han hecho posible esta ley que da la oportunidad de morir dignamente que ellos no tuvieron", recalca.
"Sentimos que hemos ganado la batalla. Tras 36 años de lucha y sufrimiento la ley de la eutanasia ya esta aquí", dice con emoción Velasco. "Todas las encuestas nos daban la razón y ahora también los políticos. La sociedad, en general, está a favor de este derecho. Son solo unos pocos los que se manifiestan siempre en contra. De ellos hemos tenido que escuchar barbaridades, como que en vez de evitar el sufrimiento matamos, que los abuelos están todos con miedo porque los vamos a exterminar... cosas terribles, sin sentido", lamenta Velasco.
"La ley de la Eutanasia no obliga a nadie a pedirla, es un derecho, no una obligación", prosigue. "Ya hemos previsto la demanda de peticiones que puede haber en España. Creemos que al inicio supondrá el 1% de las defunciones, que es muy poco, hasta llegar en unos años hasta el 2% o el 4%, que son las cifras en Holanda". "Es una petición minoritaria porque el ser humano quiere vivir por naturaleza, solo los que estén en situaciones irreversibles se lo van a plantear", agrega. "Ojalá que la ley haga reflexionar a los que están en contra de este derecho".
"Lo mejor de esta ley es que exista. Ahora lo que toca es defenderla, y una vez aprobada ver cómo se lleva a la práctica. Lo que no queremos es que se convierta en papel mojado. Queremos ver que tiene un efecto real en la sociedad", asegura Velasco.
Con su contenido aseguran estar bastante satisfechos. "Es un avance importante en derechos. Nos pone a la vanguardia de Europa porque nuestra ley solo es equiparable a la existente en Bélgica, Holanda o Luxemburgo. En Suiza solo existe el suicidio asistido, igual que en algunos estados de EE.UU. Nuestra ley va mucho más allá, nos pone por delante también de las normativas vigentes en Canadá o Australia", afirma.
"De la ley hay muchas cosas que nos gustan", continúa. "Nos parece muy positivo que diga textualmente que podrán solicitar la eutanasia quienes se encuentren en los supuestos de "padecimiento grave, crónico e imposibilitante o de enfermedad grave e incurable causantes de un sufrimiento físico o psíquico intolerables. Apreciamos que se reconozca la capacidad del ciudadano de valorar como intolerable su padecimiento y de actuar en consecuencia, porque creemos que hay que quitar capacidad de decisión o de juicio a los médicos. Quien decide sobre la propia vida es la persona, es verdad que pedimos voluntariamente ayuda sanitaria a los médicos, pero la palabra primera y última la tenemos nosotros. No los médicos, ni el estado, ni la religión, por supuesto", defiende Velasco.
También consideran aceptables el procedimiento y los plazos para pedir la eutanasia. "Desde el momento en que se solicita hasta su autorización se habla de más o menos un mes, si no se complica, e incluso en situaciones graves dice el texto que ese tiempo se podría abreviar".
Todo el proceso empezaría cuando el interesado comunique a su médico su voluntad de que le ayuden a morir por escrito dos veces con una diferencia de 15 días naturales. A partir de ahí, debe ser el facultativo quien inicie los siguientes pasos, empezando por la consulta a un segundo médico, que debe ser especialista en la patología del paciente pero no estar implicado en el caso y que será finalmente el que autorice o no si el proceso deber seguir, según recoge la ley. "Luego será una Comisión de Garantías, integradas por al menos 7 personas, entre médicos y juristas, la que acepte o deniegue la solicitud", explica Velasco, "si fuera negativo se podría recurrir".
"También nos parece muy positivo", añade Velasco "no solo que la eutanasia deje de estar castigada en el código penal si se hace bajo esta ley, sino que además se mantengan las penas atenuadas para quienes ayuden al suicidio por compasión al margen de esta ley. Es lógico que a partir de ahora no se den ese tipo de situaciones, pero si las hubiera y se demostrara que se ha llevado a cabo por compasión, sin intereses propios, las condenas seguirán siendo mínimas. Es el caso de Ángel Hernández, que ayudó a morir a su mujer, María José Carrasco. La fiscalía ha pedido 6 meses de prisión y podía haber solicitado hasta 10 años, con lo que al no tener antecedentes no irá a la cárcel, si es que no le indultan", argumentan desde la asociación Derecho a Morir Dignamente.
"Nos hubiese gustado que se contemplara el supuesto de los menores y no se ha querido hacer", lamenta Velasco. "Es cierto que es un tema delicado y minoritario, pero que conlleva situaciones muy dramáticas de niños y niñas", asegura. "Ahora nos toca luchar para que se les escuche. Es algo que habrá que plantearse en el futuro", insiste. "Tendría que llevarse a cabo con la autorización de los padres, evidentemente, pero no se les puede excluir. Yo he trabajado durante años cerca de niños terminales que me han dicho 'Javi, yo no puedo más, yo quiero que esto se acabe'. Adolescentes a los que la enfermedad les hace madurar de forma brutal y que se quejaban de que no podían más con la crueldad de sus últimos momentos", denuncia Velasco.
"La ley tampoco especifica con detalle los procedimientos en el caso de personas que no estén en pleno uso de sus facultades", avanza Velasco. "Solo otorga la posibilidad de eutanasia a aquellos que hayan dejado escrito previamente un documento de voluntades anticipadas", explica. "Es un tema complicado, en Bélgica y Holanda se está denegando la posibilidad a algunos enfermos con sus capacidades cognitivas afectadas. Entiendo que tampoco se haya querido profundizar en este tema en una primera ley".
"En cualquier caso nuestras objeciones a esta ley son mínimas. Nos hubiera gustado que se hubiera permitido la eutanasia en residencias de ancianos, pero no ha podido ser, solo será posible en centros sanitarios y en el domicilio privado. Serán derechos que habrá que ir conquistado", apostilla.
"En cualquier caso estamos impacientes. Después del trámite parlamentario de este jueves, en febrero irá al Senado y creemos que ese mismo mes o a primeros de marzo se publicará en el BOE y en los tres meses siguientes entrará en vigor". "Ese día este país habrá dado un salto de gigante", sentencia.