Hannah Sandover, de 18 años y su exnovio, de la misma edad, mantuvieron una relación durante aproximadamente un año. Tras la ruptura, la joven intentó que volvieran a estar juntos, pero él se negó, por lo que ella, furiosa, le contó a una amiga que él la había drogado y que luego la había agredido sexualmente en la parte de atrás de su coche.
Su amiga, preocupada, acudió a la policía y les puso al corriente de lo que le había ocurrido a Sandover. Tras esto, los agentes tomaron declaración a la supuesta víctima, que explicó que estaban juntos en el coche y a ella le dolía la tripa, por lo que se sentó en los asientos de atrás para estirarse, pero él la siguió: “Hizo fuerza y me inmovilizó. Le dije que parara. Creo que me echó droga en el agua que estaba bebiendo”.
En contradicción con esta declaración, Sandover previamente le dijo a una amiga que, en el momento de la agresión, ella estaba sentada en la parte delantera del coche, escuchando música.
Su versión volvió a cambiar cuando la llevaron a una clínica para que le realizaran un examen ginecológico. Allí admitió que su ex no la había drogado, por lo que su familia comenzó a dudar de su historia.
Finalmente, la adolescente reconoció que se lo había inventado todo y que habían mantenido relaciones sexuales consentidas por ambos. Admitió haber hecho perder el tiempo a la policía y por todo ello, ha sido condenada a una orden de alejamiento que le impide acercarse al joven por un período de dos años, una multa de 226 euros (200 libras) y quince días de trabajo comunitario.
“Sandover tiene mucha suerte de no haber sido acusada de obstruir la justicia, solo por su edad y porque no tiene antecedentes. Su exnovio ha dicho que su confianza a la hora de conocer a otras chicas está completamente destruida. Estuvo retenido durante cinco horas y media y le hicieron pruebas íntimas, todo porque ella quería volver con él. Tuvo muchas oportunidades para decir que había mentido, pero no lo hizo”, ha declarado Ryan Severinatine, el fiscal encargado del caso, según recoge Daily Mail.
En su defensa, Moses Tawo, ha expuesto que: “Estaba muy asustada para reconocer que estaba mintiendo. La única persona a la que le contó la historia fue a su amiga, ella nunca quiso llevarla a la policía. Tiene problemas de salud y cuando su relación con él se rompió, entró en pánico”