La psicooncóloga perteneciente al Instituto de Envejecimiento de la Universidad de Murcia (UMU), Cristina Lázaro, ha intervenido en unas jornadas organizadas por el Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia (COP-RM) para dar a conocer los resultados de la investigación que ha realizado entre más de 1.100 pacientes para explorar las experiencias cercanas a la muerte y, con ello, ayudar en el trance del deceso a quienes van a fallecer y a sus familiares.
Lázaro, que es doctora en Antropología y especialista en pérdidas, duelo y cuidados paliativos, ha desgranado los resultados de sus investigaciones en un taller titulado Explorando la consciencia: Experiencias cercanas a la muerte impartido en el marco de unas jornadas organizadas por el COP-RM para divulgar las investigaciones realizadas por sus colegiados.
En su intervención, Lázaro ha contado el proceso de investigación de la tesis doctoral que realizó durante tres años con pacientes de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y en la unidad de cuidados paliativos del Hospital Reina Sofía.
Lázaro entrevistó a todas las personas que ingresaban en la UCI para ver identificar aquellas que eran susceptibles de haber tenido una experiencia cercana a la muerte. Estas experiencias consisten en que los enfermos tienen una serie de experiencias y visiones cuando durante el estado de insconscienta, parada cardíaca e incluso en casos de haber sido certificada la muerte clínica.
La investigadora entrevistó a todas aquellas personas susceptibles de haber tenido esta experiencia, les sometió a una escala validada y a varios cuestionarios para asegurarse de que las visiones no respondían a otra causa. "En ocasiones se dan interpretaciones erróneas a las visiones, y no se hace diferencia entre este tipo de experiencias y las visiones que se tienen fruto de la ingesta de fármacos u otras sustancias", según Lázaro, quien también descartó otras causas como los delirios o la esquizofrenia.
Las experiencias cercanas a la muerte son de carácter "trascendental", según Lázaro, quien explica que analizó 1.134 casos, de los que solo 170 eran susceptibles de encajar en la descripción y, de ellos, finalmente solo diez habían vivido estas experiencias en el momento del ingreso, y nueve las habían desarrollado en ingresos anteriores.
Asimismo, Lázaro catalogó otro tipo de experiencias vividas por la gente que está en la unidad de cuidados paliativos y que van a morir. "Estas personas, dos o tres días antes de morir, empiezan a tener visiones con personas que ya han fallecido coincidiendo con el momento de mayor lucidez, lo que antropológicamente se ha llamado la mejoría de la muerte", señala.
Lázaro abordó el tema desde un punto de vista antropológico y psicológico, para ver cómo afectaba la proximidad de la muerte a las personas y saber si estas experiencias tienen realmente un trasfondo psicológico.
"Quienes tienen estas experiencias relatan que son más reales que el hecho de estar vivos, lo que impacta mucho porque todo es más vívido", explica. "Ellos dicen que es una sensación que jamás antes habían vivido, y la mayoría dice que es una experiencia muy amorosa en la que se han encontrado muy bien porque nadie les juzga, aunque hayan tenido una revisión de sus vidas", subraya.
Incluso, algunos relatan que se han podido encontrar en esas experiencias con sus familiares, quienes les han transmitido "cosas que van a pasar". Pues bien, Lázaro explica que muchos de los pacientes que pasan por ese trance tienen muchos problemas para adaptarse posteriormente a su vida cotidiana, sufriendo estrés, ansiedad e, incluso, intentos de suicidio.
"En algunos casos, vuelven a un mundo que es todo lo contrario a esa sensación tan buena que han tenido y tienen que lidiar con ello, por eso es tan importante saber abordarlo de forma adecuada incluso desde el propio ámbito hospitalario", según Lázaro. En cambio, en otros casos, quienes han pasado por estas experiencias "entienden que tienen un propósito en la vida, muchos de ellos cambien de trabajo para ajustarse al modelo de vida que entienden está más acorde a sus nueva forma de vida, tienden a cambiar sus hábitos alimenticios, a cuidarse más y ser más respetuoso con el medio ambiente y la naturaleza".
En este sentido, considera valioso entender las experiencias cercanas a la muerte desde el punto de vista de la psicología, para intentar reconducirlas y que los pacientes puedan integrarla de forma más adecuada a su vida cotidiana. Todo ello, a expensas de que en el futuro "se demuestre cuál es la causa de esas experiencias y se averigüe que no es algo trascendental", añade.
En estas experiencias, los pacientes relatan elementos como "ver la luz, un túnel, tener una experiencia extracorporal o ver a sus familiares; algunos tienen la sensación de que se encuentran una barrera que tienen que atravesar; y otros vuelven a su cuerpo porque alguien les dice que tienen que volver porque tienen cosas que hacer o porque no es su momento".
"Otros tienen una experiencia muy bonita, que es una revisión vital, y ven hechos importantes de su vida, pero no vivencias de gran reconocimiento, sino hechos pequeños que han supuesto mucha felicidad como, por ejemplo, una sonrisa o que alguien te dé la mano", según Lázaro. Además, estos pacientes relatan que "entienden la repercusión de los hechos que han causado, tanto si es buena como mala".
"Por ejemplo, entienden que una palabra ha podido causar malestar a otra persona, lo experimentan y, por eso, intentan mejorar en su vida cotidiana, porque sienten en sí mismos el dolor que han podido causar", según Lázaro. No obstante, señala que estas personas no se sienten juzgadas, sino que les sirve para experimentar que "todo lo que hacen tiene una repercusión".
Esta psicóloga afirma que este tipo de experiencias "dan mucha esperanza, sobre todo, a esas personas que están muriendo o van a morir, y se les puede acompañar mejor desde el punto de vista psicológico". Asimismo, también ayudan a facilitar el duelo a los familiares.
Y es que, cuando una persona no acepta la muerte de un familiar, "lo que hace realmente es retener al ser querido", pero cuando acepta la muerte y piensa que "quizá podría haber una trascendencia de la conciencia, aunque sea por muy poco tiempo, se les ayuda a morir en paz". Esto no redunda después en un duelo patológico, señala esta psicóloga, quien explica que las personas que han tenido este tipo de experiencias previas tienen una muerte más tranquila.
Desde el punto de vista psicológico, apuesta por hablar con los moribundos de esas experiencias y, sobre todo, no negarles lo que están diciendo. "Muchas veces se les dice que se deben a la medicación", lamenta Lázaro. Al contrario, insta a preguntar al moribundo quién le ha visitado o qué le han dicho, porque eso "reafirma la experiencia y entienden que pueden irse en paz".
"Aunque nadie se lo diga, la persona tiene la certeza de que se va a morir, por lo que hay que darle la posibilidad de decir todo lo que tenga que comunicar y que se sienta escuchado", aconseja Lázaro. Y es que, lamenta, en muchos cosos se les pide que dejen de hablar de la muerte y se les dice que "no se van a morir".
En estos trances, aconseja a los familiares despedirse, decirle al moribundo que se le quiere mucho, que ha sido una persona importante y que van a estar a su lado para lo que necesiten. "Eso valida al moribundo la idea de que va a morir, pero también se le dice que no está solo porque, muchas veces, el mayor miedo es morir solo", advierte.
Remarca la importancia de despedirse, comunicar las cosas que hay que decir a tiempo y dar la oportunidad a la persona que sepa su propia muerte.