El hallazgo de la alianza de su abuelo ha acabado con más de 80 años de sufrimiento de toda una familia. El cuerpo de Eugenio Insúa, asesinado en El Espinar (Segovia) el 25 de julio de 1936 por las tropas fascistas, ha sido hallado este miércoles en una fosa común del municipio segoviano junto al anillo de su boda.
"No es solo un anillo, es más que un anillo, cuando hoy nos lo han dado yo me he roto porque era como tocar a mi abuelo, tener a mi abuelo después de tantos años. Han pasado 84 años desde que murió, los que tiene mi madre, y todos hemos soñado con este momento", cuenta llorando su nieta, Ángela Herrera Insúa, de 53 años.
Eugenio Insúa era funcionario público de la Casa de la Moneda cuando se produce el levantamiento militar de 1936. Un día después, el 18 de julio, se alista como voluntario para frenar la sublevación contra el Gobierno de la Segunda República. Eugenio, que tenía 29 años en ese momento, se marcha a luchar a El Espinar y muere durante una refriega una semana después, el 25 de julio, junto a otros 16 milicianos también muy jóvenes.
Su mujer, Irene Serrano y Bartolomé, siempre supo que su marido había muerto en El Espinar aunque en ese momento no pudo recuperar el cuerpo. Tras la muerte de Eugenio y como tantas familias en esa época, se marchÓ exiliada a Francia con sus dos hijos, un niño de tres años y una niña de seis meses.
El regreso a España, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue duro. En plena posguerra, la familia oculta que Eugenio había caído del bando "equivocado" y en el colegio cuentan que había muerto de una enfermedad.
Con la llegada de la democracia, Irene intenta recabar información para que se reconozca que su marido, que figuraba como desaparecido, había muerto en el frente de El Espinar. Pero no lo consigue, y sus nietos retoman la búsqueda años más tarde.
Es una de sus nietas, Ángela, quien localiza 22 años después la fosa común en el cementerio del municipio segoviano, después de que un historiador local le cuente que 17 milicianos fueron enterrados allí en julio de 1936.
Sin embargo, la familia no puede hacer nada. "Desafortunadamente en esta democracia que hemos tenido, independientemente de los partidos políticos nadie ha hecho nada para que recuperemos los cuerpos de nuestros familiares", cuenta a NIUS Ángela. Ella decide dejar la búsqueda hace diez años y es su hermano Alejandro quien la retoma.
Gracias a la ayuda de un concejal de Izquierda Unida, Alejandro consigue que se instale una placa que recuerde el lugar dónde estaban enterrados 17 jóvenes "que lucharon para salvar la República". "Para nosotros fue muy importante porque significaba que allí había alguien, que no se podía tocar. Que nadie, por error, iba a vaciarla", afirma Ángela. Hace dos años, la hermana mayor, Irene, se pone en contacto con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), quienes les ayudan a impulsar, por fin, la búsqueda.
Hace unos días, 84 años después de la muerte de Eugenio, arranca la exhumación de la fosa en El Espinar. Es este jueves cuando la familia recibe el mensaje más esperado. En él, les preguntan por la fecha de boda de sus abuelos, y ellos se la envían, junto con el registro de matrimonio: 1 de junio de 1931.
En ese momento lo saben. Han encontrado a su abuelo gracias al hallazgo de su alianza en la que está inscrita la fecha de su boda. Cuando reciben la fotografía con el anillo, la familia rompe a llorar. Unas lágrimas, muestra del alivio y la emoción tras tantos años de lucha, que no han cesado desde entonces.
La emoción también invade a la hija de Eugenio, Rosa María, de 84 años, que repite: "Ya puedo morir tranquila". "Fue lo más bonito que hemos vivido, lo que jamás pensamos que podría pasar, ya habíamos perdido la esperanza", afirma Ángela.
"No es solo un anillo, es más que un anillo, cuando hoy nos lo han dado yo me he roto porque era como tocar a mi abuelo, tener a mi abuelo después de tantos años. Han pasado 84 años desde que murió, los que tiene mi madre, y todos hemos soñado con este momento", dice Ángela llorando.
El final de una historia que su abuela Irene no pudo vivir: "Para mi madre ha sido mi duro ver morir a mi abuela sin que ella supiese dónde estaba su marido y luego, ver morir a su hermano sin saber dónde estaba enterrado su padre. Con este hallazgo se cierra por fin un episodio muy doloroso".
Con la historia de su abuelo, Ángela hace un reclamo a las autoridades: "No podemos dejar pasar el tiempo sin hacer nada, porque como mi abuelo hay miles de hombres enterrados en una cuneta o en una fosa común. El tiempo pasa y sus familiares van muriendo, no podemos permitir que esto suceda. Se lo debemos a ellos, porque lucharon por una República legalmente establecida, intentaron frenar un golpe de Estado", afirma.
Además, recalca que no se trata de una cuestión ideológica. "Que no piensen que se va a formar ningún lío porque abran las fosas comunes. El alcalde que nos ha dado el permiso para abrir la fosa en El Espinar es del Partido Popular y cuando hallaron el anillo se lo he mandado porque él también forma parte de esto", afirma.
"Aquí no hay ideas políticas, aquí hay sentimiento y hay corazón y cerrar heridas es hacer lo que está haciendo esta gente, no intentar ocultar. Cada Gobierno que no ha hecho nada para mí es como si le hubieran echado más tierra encima a mi abuelo", añade rotunda.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, fundada en el año 2000 por víctimas de la dictadura, no cuenta con financiación pública desde 2011 y se subvenciona a través de cuotas de asociados, donaciones y colaboraciones. Desde la asociación, prestan sus servicios a las familias que lo soliciten sin coste alguno. "Nos encargamos de todos los procesos técnicos, desde la investigación hasta la exhumación y la identificación genética con un laboratorio privado", cuentan a NIUS desde la asociación.
Voluntarios, que incluso ocupan sus días de vacaciones en colaborar con la asociación, sacan adelante un trabajo del que, consideran, debería encargarse el Estado. "Le pedimos al Estado que sean ellos quienes asuman la búsqueda de desaparecidos, que no la deleguen en asociaciones que no subvencionan y que las familias no se tengan que autorreparar a través de asociaciones, incluso ellas mismas", afirma un responsable de la asociación. "Los derechos humanos se tienen que garantizar", añade.
Por su parte, Ángela agradece el trabajo que, de forma altruista, está haciendo la asociación, "poniendo su trabajo, su dinero y su tiempo para recuperar a nuestros familiares". "Ellos han sido nuestros ojos, son nuestras manos, con las que están sacando cada hueso y cada objeto que encuentran con tanto amor".
"Ver un montón de esqueletos apilados, cuando además sabes que uno puede ser el de tu abuelo, es algo muy fuerte y muy duro de ver. Pero ver el cariño, el mimo y la delicadeza con que lo hacen te ayuda mucho", afirma.
Después de la entrega simbólica del anillo a la familia, la asociación hará las pruebas de ADN para verificar genéticamente la identidad del cuerpo. Por su parte, la familia afirma que enterrará los restos de Eugenio junto a los de su mujer Irene.