Canarias está viviendo la llegada de una avalancha de inmigrantes africanos desde hace meses. El muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, ya no da abasto para acoger a las cientos de personas que se hacinan en sus instalaciones. Los últimos han sido un grupo de 60, pero por la mañana lo hacían otros 100. Llegaban a un muelle repleto, donde es difícil encontrar un huevo libre. Por eso, el Ejército ha tenido que levantar un conjunto de carpas que ayuden a aliviar la aglomeración en la zona en un momento que está además marcado por la pandemia del coronavirus
El Ministerio de Defensa ha salido al paso, y en ese intento de paliar la situación en las islas, ha montado un campamento con capacidad para 800 personas, pero de momento habilitado para 200, a la espera de que el Gobierno aporte otras soluciones.
“El Gobierno de España sigue tremendamente comprometido con Canarias, y con este fenómeno también”, ha dicho Carolina Darias, ministra de Política Territorial y Función Pública.
Desde la llamada crisis de los cayucos de 2006, no se veía una presión migratoria así. Solo desde el sábado al lunes llegaban más de 2.500 inmigrantes procedentes de las costas africanas. Los barcos de Salvamento Marítimo no daban abasto. En la zona se afanaban en realizar pruebas PCR, mientras los inmigrantes, hacinados, pasan día y noche en un trozo de asfalto, sin techo ni apenas baño, en unas pésimas condiciones sanitarias.