Dolores Vázquez, la mujer injustamente condenada por el asesinato de Rocío Wanninkhof (la joven hija de su ex novia), ha regresado a su tierra, La Coruña. Vázquez se ha sentado por primera vez a contar toda su verdad en televisión en el documental ‘Dolores Vázquez: la verdad sobre el caso Wanninkhof'.
Después de exiliarse durante años en Inglaterra, para huir de la presión mediática y el acoso ciudadano que sufría en su día a día, Vázquez ha regresado con su hermana al país y vive junto a su hermana, según El Mundo.
La mujer ha vuelto a recomponer su vida, tras lidiar con una depresión durante años, a causa de pasar 17 meses en prisión siendo inocente, y el tratamiento mediático, ciudadano y por parte de la justicia que recibió. A Vázquez se la tildó de fría, calculadora y arisca para justificar que había asesinado a la hija de 19 años de su ex novia, a pesar de que se carecía de las pruebas necesarias.
Vázquez regentaba entonces el Hotel Sultán de Marbella y gozaba de una buena posición social. Sin embargo, tras la condena, y a pesar de demostrarse más tarde que era inocente. Le fue imposible encontrar trabajo en España y tuvo que mudarse a Inglaterra para poder continuar con su vida.
Ahora, casi 20 años después de que se produjese uno de los mayores errores judiciales cometidos en la España del siglo XXI no ha recibido ninguna compensación económica por el sufrimiento que le ha infligido este error de la justicia. Aunque el alto tribunal cambiará su doctrina respecto al derecho de indemnización para los presos preventivos que hayan sido absueltos o cuyos casos hayan acabado en sobreseimiento libre.
Vázquez pidió una indemnización de 4 millones de euros, debido al coste económico y de honor, que supuso la condena por asesinato de 15 años y un día de prisión, que la obligó a indemnizar a la familia con 18 millones de pesetas. Además, ella aseguró públicamente en 2013, que no solo se la había compensado económicamente, sino que nadie se había disculpado con ella por lo ocurrido.
Aunque se pretendía reanudar su juicio en 2003, ya que se planteó que no había suficientes pruebas para mantener encarcelada a Vázquez, el caso dio un vuelco tras encontrar un ADN en el cuerpo de Sonia Carabantes, otra joven asesinada en Coín, a 18 kilómetros de Mijas, que coincidía con el ADN de la colilla de un cigarrillo encontrada en la investigación por la muerte de Rocío. Y no era el de Dolores, sino el de un británico llamado Tony Alexander King.