La erupción del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma ha llenado los medios de comunicación de una nueva jerga técnica relacionada con la geología y la vulcanología que para muchos usuarios era totalmente desconocida. Periodistas y expertos han trasladado a la audiencia la realidad de una tragedia a través de nuevas palabras como colada de lava, piroclastos, magma o fajana.
A diferencia del público general, los científicos e investigadores llevan años utilizando esta termonología fundamental para explicar una realidad muy próxima para ellos, pero totalmente desconocida para todos.
Desde el principio, los enjambres sísmicos que sufrió La Palma a mediados de septiembre o la erupción del domingo 19 nos han enseñado esta terminología que no solo es científica sino también propia de las Islas Canarias, como es el caso de la fajana o isla baja creada por la lava en su contacto con el mar.
También hemos aprendido que las erupciones, los volcanes y la lava se clasifican de forma diferente y que puede ser estromboliana o hawaiana, entre otras. O los efectos de las cenizas y los gases que se forman en cada una de estas fases de las erupciones.
También hemos aprendido casi todo de la isla de La Palma, una Isla Bonita pero muy desconocida para la mayoría de los españoles que ahora hemos descubirerto este paraíso natural.