La soledad de adolescentes y adultos con síndrome de Down: "Sufren cuando dejan de llamarles para salir"
Un 24% del colectivo dice no tener amigos y un 62% tiene pocas o ninguna oportunidad para hacer nuevas amistades
Para celebrar el Día Mundial del Síndrome de Down se ha lanzado la campaña han lanzado la campaña #QueNadaNosSepare
Blanca San Segundo tiene 41 años, trabaja en un colegio de educación infantil y, aunque de vez en cuando sale con sus compañeros a tomar algo, se siente un poco sola. Su mejor amiga vive en Inglaterra y le está costando encontrar alguien más para confraternizar. Lo mismo le pasa a Cristina Isabel Dominguez, a sus 31 años solo tiene una amiga con la que chatea por WhatsApp, con el resto de personas que conoce no ha llegado a intimar. Ambas tienen Síndrome de Down.
"No suelen tener problemas cuando son pequeños, en las escuelas infantiles o colegios suelen ser uno más, pero al hacerse mayores ya no es lo mismo, dejan de llamarles o de invitarles a fiestas. Con el paso del tiempo todos vamos cambiando de amigos pero ellos no, solo pierden a los que tenían o se quedan con personas que también tienen Síndrome de Down", comenta Mateo San Segundo, el padre de Blanca y Presidente de la Federación con Síndrome de Down en España.
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Desde Down España quieren invitarnos a reflexionar sobre eso: la falta de amistades y oportunidades de socialización al que se enfrentan estas personas cuando alcanzan la adolescencia y la edad adulta.
"Si la gente se les acercase más y hablase con ellas descubrirían personas muy, muy interesantes. Funcionan más lentamente que el resto de la gente y les cuesta más entender las cosas pero tienen sus valores como el resto", explica Mateo.
Para ponerlo de manifiesto, y con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down (21 de marzo) han lanzado la campaña #QueNadaNosSepare con un vídeo en el que se muestra el resultado de un experimento que hicieron:
Reunieron a varios desconocidos y les invitaron a chatear (por escrito y online) con otras personas que compartían con ellos algún tipo de afinidad. La comunicación fue fluida, a ratos divertida y sobre todo muy empática. Luego reunieron a los participantes y llegó la sorpresa, no se habían dado cuenta de que estaban charlando con personas con Síndrome de Down.
Cristina fue una de las participantes:"Estuve escribiéndome con Rebeca, fue genial, ella también ha sufrido bullying (acoso) como yo y nos entendimos bien", explica por vídeollamada. Desde ese día han hablado de vez en cuando, y cuenta emocionada que ya la considera amiga, aunque a penas se han visto. Ella vive con su madre, ya mayor y a penas queda con nadie más. Trabaja de ordenanza en la Fundación Down a media jornada. Mientras está allí, confiesa, no tiene problema, tampoco cuando asiste a sus clases de teatro, el problema llega luego, cuando le gustaría quedar con alguien para comentar lo que le ronda por la cabeza. "Más que conocer gente, lo que me cuesta es que me consideren parte de su grupo. No es fácil que cuenten conmigo para tomar algo, no me llaman", explica.
Un 24% de las personas con Down asegura no tener amigos y un 62% tiene pocas o ninguna oportunidad para hacer nuevas amistades, informan desde Down España.
"Mi hija Blanca de niña tenía su pandilla en Canet de Berenguer (Valencia) donde veraneamos. Ha ido incluso a bodas o despedidas de soltera de algunos de ellos, pero se fueron haciendo mayores y muchos ya no veranean en el mismo sitio y han ido haciendo sus vidas aparte", comenta Mateo.
Que Blanca no tenga amigos llama la atención porque es de esas personas con una vida plena con mucho que contar: se ha sacado una carrera universitaria, y solo hay dos personas Down en España que lo han logrado.
"Además de Blanca está Pablo Pineda. Ambos se han sacado una carrera universitaria a base de tesón. Tiene su mérito porque aunque hayan llegado a la Universidad no hay que olvidar que tienen una discapacidad intelectual. Ella puede tardar en leer una página media hora mientras que otra persona a lo mejor tarda 10 minutos", aclara Mateo.
La diferencia con los demás es un cromosoma de más
Blanca se sacó el grado de Terapia Ocupacional por la Universidad Católica de Valencia, tardó 8 años (el doble que sus compañeros) pero compaginó los estudios con trabajo. Ahí es nada. "Se ha encontrado en su camino con gente que ha creído en la inclusión, y eso es lo más importante, desde siempre sus profesores apostaron por creer que ella podía. Se ha esforzado mucho y no ha sido fácil, pero lo ha conseguido", cuenta su orgulloso padre quien confiesa que su hija es muy tenaz y consigue casi todo lo que se propone. Casi todo...
"No sé si esa un tema de prejuicios o de etiquetas. La pequeña diferencia que tienen con el resto de personas es un cromosoma de más. Quizá les cueste hacer las cosas pero como nos pasa a todos, sufren cuando dejan de llamarles para salir." resume.
"Necesitamos como sociedad reflexionar sobre lo que está pasando, y hacer un espacio a todas las personas. Esperamos que esta campaña favorezca un cambio de mirada en la sociedad y una sensibilización que anime a acercarse más a las personas con síndrome de Down, a incluirlas en planes con amigos, en el ocio o en el trabajo. Son más las cosas que podemos tener en común que las que nos separan", explican desde Down España.
Cristina nos despide contándonos que ha sufrido bulling en dos de los colegios a los que ha ido, que se metían con ella por sus dificultades y que lo pasó muy mal. Lo cuenta con una sonrisa, la misma con la que nos confiesa que quiere ser actriz y que le ha gustado mucho participar en la campaña de Down España, claro que en este caso no estaba actuando. Solo trataba de hacer amigos.