Aproximadamente un 30% de las víctimas son niños y un 70% son mujeres y niñas, según datos del Informe Mundial sobre la Trata de Personas, elaborado por la Oficinas de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. En Europa, según datos de Eurostat, la oficina estadística europea, el 80% de las víctimas europeas de trata de seres humanos son mujeres y niñas y, en el caso de la trata con fines de explotación sexual, el porcentaje supera el 95%.
“La trata de seres humanos es un fenómeno que consiste básicamente en arrancar a una persona de su entorno, del lugar al que pertenece, desvinculándole de sus raíces (personales, familiares, culturales, idiomáticas, religiosas...), empleando un modo violento, coercitivo, engañoso o abusivo, para trasladarla a otro lugar, donde se aprovecha la vulnerabilidad provocada por las circunstancias descritas, para explotarla con diferentes finalidades... nos hallamos ante la verdadera esclavitud del siglo XXI”, indica el Fiscal de Sala de la Unidad de Extranjería, Joaquín Sánchez-Covisa, en un informe de 2018.
“La trata de mujeres se ha incrementado desde el momento en que hay más mujeres en situación de vulnerabilidad”, explica María José Castaño, profesora e investigadora de la Universidad Pontificia Comillas.
De hecho, la Comisión Europea señalaba en 2016 que existen indicios contundentes de que la crisis migratoria ha sido aprovechada por las redes delictivas implicadas en la trata de seres humanos para actuar contra los más vulnerables, en particular las mujeres y los niños.
Todos los países están afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. “España es país de destino y de tránsito por su situación geográfica, al igual que Italia”, indica la profesora Castaño. El cambio constante de país es una de las características de las redes de trata por “muchos factores” como puede ser la demanda, la edad de las personas explotadas, si hay niños o no en la red, así como de la forma de actuar propia de la red. “En España se las suele explotar uno o dos años” y después se las traslada.
Vulnerables
“El proceso consiste es captar a una persona por métodos violentos o engañándola, ofreciéndole trabajo o estudiar en otro país. Se aprovechan de una situación de vulnerabilidad psicológica, económica o administrativa”, apunta la profesora Castaño.
“No significa que todas las mujeres en situación irregular sean víctimas de trata”, matiza, “pero se aprovechan de esa percepción de vulnerabilidad que tiene la víctima. Lo siguiente en el proceso es el traslado, que no necesariamente tiene que suponer atravesar una frontera y, finalmente, la trata con el fin de ser explotada”.
Aunque muchas de las mujeres migrantes llegan en pateras, otras, sobre todo las mujeres latinoamericanas, llegan a los aeropuertos. En la mayoría de los casos, “en ese momento, no han sido explotadas, pero sí puede darse un delito de trata porque la finalidad última es la explotación aunque ellas aun no lo sepan”, indica la investigadora. En este sentido, “los funcionarios de los lugares de primera llegada no suelen estar capacitados para detectar rápidamente y en una etapa temprana indicadores objetivos de vulnerabilidad, en particular a la trata, y para evaluar la credibilidad del relato de la persona”, indica la Relatora Especial sobre la trata de personas de la ONU, en su informe de 2018.
“El trato al principio puede no ser violento de entrada. Es un proceso en el que funciona más el control emocional”, observa. Esto dificulta su identificación por parte de las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Es en esos momentos en los que se produce un aislamiento de la víctima, se crea una red en torno a ellas. De ahí el fenómeno de los ‘loverboys’, que supone un “control emocional del tratante sobre la víctima” que genera, junto a las amenazas directas a la familia que dejan detrás, miedo.
Perfil
El perfil de la mujer explotada con fines sexuales en España es una mujer rumana de entre 23 y 27 años, según datos del Ministerio del Interior de 2015, aunque la Fiscalía apunta que “se esclavizan mujeres procedentes de prácticamente todas las partes del planeta". En concreto han sido identificadas víctimas de más de 60 países desde el año 2012 hasta la actualidad. Los países de procedencia más comunes de las víctimas halladas en nuestro país son Nigeria, Rusia, Rumanía, Bulgaria, Ucrania, China, Paraguay y Colombia.
Dificultad en la identificación de las víctimas
“Es muy difícil salir de la explotación”, señala la profesora Castaño, porque “no hemos conseguido darles los elementos necesarios”.
Lo primero es detectar dónde se encuentran estas mujeres e identificarlas como víctimas de trata. “Es prioritario rescatar a la víctima, por encima del buen éxito de la investigación”, señala el Fiscal de Extranjería. La mayoría de las mujeres plenamente identificadas como víctimas de trata de seres y el cien por cien de las consideradas en situación de riesgo han sido localizadas en establecimientos de alterne, clubes o pisos regentados en régimen de “proxenetismo consentido”, indica el estudio de la Fiscalía.
“Muchas, por ejemplo, viven en zonas ocultas como pisos que no pueden ser inspeccionados, no como los lugares de alterne”, explica Carmen Meneses, profesora e investigadora de la Universidad Pontificia Comillas. Sería necesario “detectar mejor a las víctimas, entrar en los pisos, regular los pisos, para identificar a las víctimas adecuadamente”. En muchos casos, al ver a la Policía las víctimas no se identifican como víctimas de trata porque se les ha dicho que los agentes son corruptos, explica Meneses, un dato confirmado por la Fiscal Sánchez-Covisa: “Las víctimas, siempre mienten por miedo”. Y añade que “tenemos que entender que estamos ante negocios que mueven más de 5 millones de euros al día, son tratadas como cifras de negocio, no como seres humanos”.
Una vez identificadas, “el Estado se compromete a proteger a estas víctimas, se les concede un permiso de residencia temporal, y pueden colaborar con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado para perseguir estos delitos”, indica María José Castaño. Es lo que se conoce como ‘periodo de restablecimiento y protección’. Agotado este periodo, puede producirse una devolución al país de origen o al primer país de tránsito, donde dejan de ser protegidas como víctimas de trata. “Hay muy poco avance en una solución duradera para protegerlas del riesgo que están sufriendo”, indica Castaño.
Lucha contra los delitos de trata
Durante 2018, la Policía Nacional ha llevado a cabo unas 500 operaciones contra la trata y explotación sexual 500 operaciones contra la trata y explotaciónsexual logrando más de 1 200 detenciones y liberando a 223 víctimas de nacionalidad rumana, nigeriana, china y dominicana. Junto a ellas se ha logrado la identificación, localización y liberación de 20 menores de edad.
La suma económica detectada a estas organizaciones durante en el mismo periodo asciende a los 38 millones de euros.
Según datos de la Fiscalía de Extranjería, encargada en España de estos delitos, desde el año 2012 se han realizado cerca de 600 investigaciones en este terreno, entre las que destacan por encima de todo los relacionados contra la explotación sexual, con más del 86%, seguido a gran distancia de los crímenes por explotación laboral, por debajo del 9%, y de la mendicidad, con algo menos del 3%. Por debajo del 1% estarían los matrimonios forzosos, la extracción de órganos u otras actividades delictivas.
Como resultado de las investigaciones llevadas a cabo por la Fiscalía de Extranjería, el balance actualizado de la situación procesal establece que en 101 casos se acabó en una sentencia, con 66 condenas y 35 absoluciones. Otras 168 investigaciones fueron sobreseídas o archivadas provisionalmente y restarían casi 300 que estarían en tramitación.
Pese a estos datos, María José Castaño cree que “no hay que ser derrotista” porque en diez años “hemos evolucionado mucho”, especialmente en elementos jurídicos para luchar contra este tipo de delitos y crear mecanismos de protección de las víctimas. Como ejemplo, el Protocolo de Palermo, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
En Europa, existe el Convenio del Consejo de Europa sobre la lucha contra la trata de seres humanos y la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa a la prevención y la lucha contra la trata de seres humanos y la protección de las víctimas. En España, contamos con el Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. Todos ellos instrumentos para luchar contra esta “esclavitud del siglo XXI”.