Los Mossos d'Esquadra han echado el guante a dos presos fugados, uno desde 2017 de la cárcel de la Roca del Vallès (Barcelona) y el otro de penitenciario Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona) desde 2020. Ambos salieron con permiso y nunca regresaron.
Uno de los arrestados cambiaba de casa de las diversas parejas que iba teniendo y de donde apenas salía, mientras el otro se había escondido en una casa de lujo de Lloret de Mar (Girona) que había ocupado ilegalmente.
En el primer caso, los Mossos detuvieron el pasado jueves al reo de 35 años, de nacionalidad española que vivía en Valls (Tarragona). Sobre él pesaban cuatro órdenes judiciales de detención vigentes. Este salió del centro penitenciario de Sant Joan de Vilatorrada (Barcelona) con un permiso ordinario en diciembre del año pasado y no regresó a la cárcel.
El reo fugado, que cumplía pena de prisión por delitos de lesiones y malos tratos en el ámbito de la violencia de género, conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas y delitos contra el patrimonio, fue localizado en Jerez de la Frontera (Cádiz), donde vivía con una pareja, y después en Valls, con otra mujer que le proporcionaba un escondite en su casa. En poco tiempo alteró el operativo, al volver a cambiar de pareja y esconderse en la casa de esta, de donde apenas salía. Finalmente los Mossos lograron detenerlo en la capital del Alt Camp.
El grupo de búsqueda de fugitivos de los Mossos organizó otro dispositivo para detener al otro preso fugado desde el año 2017. Este delincuente, que acumula más de 40 antecedentes policiales por delitos contra el patrimonio, aprovechó un permiso para no regresar al centro de penitenciario de la Roca del Vallès (Barcelona).
La investigación policial permitió localizar al fugitivo escondido en una casa de lujo que había ocupado ilegalmente, situada en una urbanización aislada de la población de Lloret de Mar. El hombre hacía pocas salidas de la vivienda y que, cuando lo salía, conducía un vehículo a gran velocidad y tomando muchas medidas de seguridad, como no parar nunca el motor del vehículo o dar varias vueltas en la zona donde se quería detener para asegurarse de que no había presencia policial.
Cuando detectaba alguna patrulla no dudaba en huir a gran velocidad, poniendo en riesgo la vida de los policías y el resto de usuarios. Finalmente fue detenido el pasado día 12 en una calle de la población de Palafolls (Barcelona) cuando estaba en el interior de su vehículo.