Jonathan y Miguel Ángel Muñiz Alcaide, dos "expertos" aluniceros de Madrid con más de 50 delitos en su historial, cumplían pena de prisión en la cárcel de Valdemoro. De allí, se fugaron la tarde del sábado protagonizando una huida de película: serraron los barrotes de la ventana y se descolgaron con ayuda de una soga. La Guardia Civil mantiene abierto un dispositivo de búsqueda.
Los dos hermanos fugados contaron con la colaboración de otro preso para forzar la cerradura de un almacén, serrar los barrotes de esta dependencia y descolgarse por el muro con una soga. Este fue interceptado por los funcionarios, mientras que los hermanos Muñiz Alcaide lograron huir utilizando como señuelo a un tercer preso, el que finalmente fue detenido.
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha abierto una investigación y revisa las cámaras del centro penitenciario para aclarar las circunstancias de la fuga, la segunda que se produce en las cárceles de competencia de la administración central en los últimos tres años.
En marzo de 2012, la Guardia Civil desarticuló una banda de jóvenes, a la que pertenecían los dos fugados. Se les atribuyó cincuenta robos en Madrid y alrededores, la mayoría en concesionarios de vehículos.
La banda la lideraba el Piojo, Jonathan Muñiz Alcaide, quien entonces, a sus 25 años, era un "cotizado" experto en alunizajes y robos a mazazos, hasta el punto de que trabajaba para otras bandas.
Su organización fue supuestamente la autora del robo perpetrado a principios de febrero de 2012 en un concesionario de coches del distrito de Fuencarral de Madrid, del que fueron sustraídos 19 vehículos de alta gama, así como de varios alunizajes en la denominada "Milla de Oro", incluida una tienda de Loewe.
El Piojo solía encargarse de conducir los coches de alta gama en los que huían los entonces arrestados y en ocasiones trabajaba para otras bandas, que requerían sus servicios cuando planeaban robos importantes.
Muñiz Alcaide comenzó a conducir e incluso a delinquir con siete años y cuando en aquel año fue arrestado tenía en vigor ocho órdenes de búsqueda (seis policiales y dos judiciales).