Los Mossos d'Esquadra han detenido este jueves a un hombre acusado de violar a su hija menor de 14 años en Lleida. Según ha confirmado la policía catalana a Efe, fue la misma menor la que explicó los hechos en el instituto en el que estudia y, desde allí, se pusieron en contacto con los Mossos para alertar de lo sucedido y conseguir que la joven denunciara.
Todo apunta a que el hombre, cuya identidad no ha trascendido, habría abusado durante varios años de su hija, por lo que se le investiga por un presunto delito contra la libertad sexual en el ámbito del hogar. El detenido pasará a disposición judicial ante el juzgado de instrucción en funciones de guardia, previsiblemente mañana viernes.
La Guardia Civil da algunas claves para poder estar atento dentro del núcleo familiar y de amistades a un posible abuso sexual. En el caso que hoy ha saltado a la luz la menor explicó lo que le estaba pasando en el instituto y desde ahí el caso llegó a las autoridades. No existen signos indiscutibles que indiquen la presencia de abuso sexual en menores, y en todo caso deben ser valorados de por un especialista, por tanto la presencia de uno o varios de ellos no indiquen necesariamente el abuso.
En general, los menores pueden presentar comportamientos que no corresponden a su edad ni a las costumbres de la casa, mostrando curiosidad en extremo o haciendo preguntas o comentarios sobre sexo no esperables a su edad (comportamiento seductor, evitación o rechazo de personas o lugares, resistencia a desnudarse o bañarse, cambios bruscos de conducta, etc.)
Algunas de estas conductas pueden ser las siguientes:
Cambios extremos de comportamiento, como: Pérdida del apetito.
Llanto continuado.
Pesadillas.
Miedo a la oscuridad.
Retrocesos en el comportamiento, como empezar de nuevo a orinarse en la cama o chuparse el dedo.
Expresión de algunos aspectos de las actividades sexuales mantenidas, mediante dibujos, fantasías o juegos.
Rechazo con mucha energía de ir a la escuela.
Sentimiento de miedo a una persona específica o a ser dejado en un lugar.
Muestra de una agresividad poco común.
Autolesiones o accidentes frecuentes, pudiendo incluso llegar a presentar conductas suicidas.
Ropa interior rota, manchada o anormalmente sucia.
Sangre en la vagina o el recto, dolor, picor o inflamación en los genitales.
Padecimiento de alguna infección vaginal.
Estas reacciones dependerán también de la edad del menor y otros factores personales, por lo que hay que valorarlas con cautela, siendo su médico o pediatra la persona indicada para valorar de manera global estos aspectos, además de posibles indicios físicos que puedan presentar.
El autor de los abusos sexuales a menores puede ser cualquier persona con la que el menor mantenga una relación de desigualdad, ya sea en cuando a edad, la madurez o poder. Se consideran abusos sexuales no consentidos, los que se ejecuten sobre:
Menores de dieciséis años.
Personas que se hallen privadas de sentido.
Personas de cuyo trastorno mental se abusare.
Personas sobre las que se ha obtenido el consentimiento sirviéndose de una situación de superioridad manifiesta por parte del autor que limite la libertad de la víctima.
La agresión sexual comprende aquellos actos que realiza cualquier persona, con violencia o intimidación (amenazas, coacciones, intimidaciones, chantajes, etc.), que atenten contra la libertad sexual de la persona que sufre la agresión.
La pedofilia consiste en la excitación y placer sexual de un adulto mediante su relación con menores. Las conductas pueden ser sin contacto físico directo (exhibicionismo o masturbación delante del menor), o conductas físicas directas (besos, caricias, masturbación del menor, etc.)
Los hechos de abuso sexual a menores no se deben silenciarse. Es muy importante denunciarlos desde un primer momento para poder dar protección a las víctimas. La denuncia tendrá un tratamiento preferente, se admitirá siempre aunque los hechos se hayan cometido en demarcación territorial de otro Cuerpo policial. Cualquier persona mayor de edad relacionada con el menor, preferentemente el representante legal, tutores o guardadores, podrá denunciar los hechos en las dependencias policiales o bien a través del número de teléfono 062 (de la Guardia Civil). Es recomendable aportar todos los medios de prueba de que se dispongan (parte médico, nombre de testigos, prendas que portaba en el momento de los hechos ó cualquier otro vestigio)
La atención por parte de los agentes policiales será personalizada, respetuosa y preferente. Desde el primer momento se tomarán las medidas para garantizar la dignidad, la integridad física y moral del menor. Para ello se le ofrecerá la atención médica y psicológica oportuna.
Se protegerá al menor su privacidad, intimidad, divulgación de datos personales y de imágenes. En este sentido la actuación del agente policial con el menor será en el lugar que no le inspire recelo, si es posible en lugar neutro o incluso en su domicilio. Se informará a sus representantes legales, tutores o guardadores del procedimiento a seguir y sobre los derechos jurídicos y asistenciales. El menor dispondrá, de los profesionales necesarios para el tipo de asistencia que precise, así como, de intérprete, en caso de ser necesario.