Con solo 18 años vivía en un chalé de Madrid, con todos los lujos a su alcance: piscina, gimnasio y coches de alta gama. Toda su buena vida era el resultado de años de ciberdelincuencia y este lunes ha terminado tras ser detenido el líder de la banda de hackers, que robó miles de euros al desvalijar las nóminas del Ayuntamientos de Madrid o el Granada.

Los hackers accedían al sistema informático de los Ayuntamientos de Madrid y Granada y manipularon los números de cuentas de varios funcionarios, con nóminas muy altas para desviar el pago a dos cuentas abiertas con documentación falsificada, un asunto que fue denunciado por el propio consistorio en diciembre del año pasado.

Durante la operación se han realizado registros en tres domicilios de Madrid, donde la Policía ha intervenido cuatro coches deportivos de alta gama valorados en más de 450.000 euros, unos 50 dispositivos informáticos, 70.000 euros en metálico y unas 400 tarjetas de débito y crédito tipo 'monedero'.

La Policía Nacional ha detenido a ocho jóvenes en Madrid, en una operación coordinada por el Servicio de Criminalidad Informática de la Fiscalía Provincial de Granada. Los dos cabecillas de la ciberorganización ya han ingresado en prisión.

La investigación comenzó en diciembre del año pasado tras una denuncia interpuesta por el Ayuntamiento de Granada, al detectar que cuatro nóminas de trabajadores habían sido manipuladas y el dinero había sido transferido a cuentas ajenas mediante un cambio en la domiciliación bancaria tras un 'hackeo' del servidor.

A finales del mismo mes, los investigadores detectaron el ingreso de una quinta nómina en una de las cuentas bancarias que había sido detectada como pertenecientes a esta organización criminal. En este caso, una de las consejerías de Comunidad de Madrid, informó a los investigadores de la existencia de un incidente de seguridad en su sistema informático similar al ocurrido en Granada.

Los ciberdelincuentes se colaban en los programas destinados a la gestión de nóminas para alterar su normal funcionamiento y cambiaban la domiciliación bancaria de las mismas. De esta forma, el dinero de cinco nóminas, pertenecientes a trabajadores de estas instituciones, acabó siendo transferido a dos cuentas de dos bancos, abiertas por los hackers utilizando documentación falsificada. En estas cuentas se detectaron además, otros abonos de una cuantía relevante, presuntamente procedentes de otros fraudes informáticos. Por el momento, el conjunto de todo el capital asciende a una cifra superior a los 53.000 euros.

Tras la obtención fraudulenta del dinero, los ciberdelincuentes desviaban el capital hacia cuentas que la organización criminal poseía y, a través de una plataforma de compraventa de activos digitales, el capital conseguido ilícitamente se convertía en criptomonedas, dificultando así la trazabilidad del dinero defraudado.