La historia es de película de terror. Un padre abusa durante tres años de su hija. La droga para que no sea consciente de lo que pasa. Un día, le provoca un corte en la muñeca y entra en pánico. Se inventa una coartada porque la joven de 17 años drogaba no podía explicar cómo se había cortado. Y entonces, droga a su hija, le hace fotos desnuda y simula un robo y que esta ha sido secuestrada. El plan se cae cuando otra de sus hijas llama a la policía creyendo que se ha producido un asalto en la casa. Y es cuando la policía encuentra a la joven. Maniatada y drogada.
Ese día, el 14 de octubre, la joven, a través de una llamada al 091, alerta de que se estaba produciendo un asalto en el domicilio donde viven su hermana y sus padres en el distrito madrileño de Carabanchel. La joven explica a las autoridades que su padre había recibido unos vídeos de su hermana, de 17 años, en los que la menor aparecía desnuda y amordazada y en los que se pedía un rescate de mil euros por su liberación. Los policías se trasladaron a la residencia donde se estaban produciendo los hechos y encuentra a la menor tumbada sobre una cama, desorientada y con un profundo corte en la mano.
La joven relata que ha sido atacada por la espalda por un varón que portada un cuchillo, que le tapó la cabeza y maniató tras un forcejeo. Luego la obligó a desnudarse para ser fotografiada y grabada en vídeo pidiendo ayuda a sus padres y exigiéndoles dinero. Además, añadió que el atacante robó de la vivienda un móvil, un portátil, una tablet, dinero en efectivo y una tarjeta de crédito.
Los investigadores, tras comprobar el testimonio de la menor y realizar las indagaciones pertinentes, descubrieron que el autor de los hechos era su padre. Fuentes policiales han precisado que el padre de la víctima señaló como posible agresor a otro hombre, asegurando que se trataba de un varón que iba en silla de ruedas pero que luego le había visto andar, lo que no convenció a los investigadores.
Estos descubrimientos permitieron a los agentes determinar que las agresiones sexuales contra la menor se habían producido en otras ocasiones y que la madre de la joven era conocedora de esta situación, por lo que procedieron a su detención, aunque fue puesta en libertad con cargos. La mujer, también boliviana de 43 años, no había denunciado por miedo al agresor, que la maltrataba. Actualmente la investigación continúa abierta a la espera del análisis forense sobre el material informático incautado, lo que permitirá determinar el posible uso de las filmaciones detectadas.
El padre, ciudadano boliviano de 42 años, tenía antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar. Así que le detuvieron y registraron el taller en el que trabajaba. Y allí llegó otra sorpresa. Encontraron un móvil que contenía los vídeos de contenido sexual de su hija y dinero en efectivo. Ya en su domicilio hallaron el teléfono y el resto de objetos que supuestamente habían robado a la menor, y los elementos empleados en el secuestro, como bridas, cintas de carrocero, cuerdas, sustancias farmacológicas y material de almacenamiento informático. El arrestado ha ingresado en prisión. Con su arresto se pone fin a tres años de agresiones del padre a su hija.