Sergio, de 37 años, siempre ha estado en el punto de mira de los investigadores. Su empeño en defender una coartada que no terminaba por encajar le situó pronto como sospechoso de la desaparición de su pareja, Dana Leonte, de 31 años, en paradero desconocido desde el pasado 12 de junio, la última vez que se la vio en la localidad malagueña de Arenas. Fue él mismo quien denunció que había desaparecido y no volvía a casa.
Los días transcurrían sin noticias sobre su pareja mientras él, lejos de nerviosismo, transmitía calma, intentando desviar las sospechas que empezaban a girar en torno a él asegurando que la joven, de nacionalidad rumana, tenía problemas económicos. Aseguró que debía dinero a un prestamista y que, asediada por las deudas, se debió marchar. Todo al tiempo en que hablaba de un romance que no existía, con audios de amor hacia ella. Pero nada encajaba, y era muy extraño que la joven desapareciese de repente, dejando atrás al bebé de ambos.
Sergio, que llegó a ser denunciado por malos tratos por Dana, aunque esta se archivó, siempre se ha declarado inocente apuntando a terceros. Los investigadores creen que “hizo un papel” y “comenzó su coartada”; una coartada que además de defender una desaparición voluntaria pasaba por verter a los medios imágenes en las que llegaba a jactarse de los rumores que circulaban sobre él manifestando llevar una vida normal: “Mira mi vida lo mala que es. Para que tú veas. Soy un delincuente”, llegaba decir en las imágenes que él mismo compartió con el programa 'Ya es Mediodía'. En algunas de ellas se le podía ver llevando en brazos a su hija, junto a un caballo. Tranquilo, mientras su pareja estaba, según denunció, desaparecida.
La última persona que teóricamente vio a Dana antes de desaparecer fue Ingrid, su amiga y compañera en el bar en el que trabajaba. Es ella quien asegura que Sergio era celoso y frío, y por eso no le sorprende que ahora, tres meses y medio después de la desaparición de Dana, haya sido detenido.
Su arresto lo ha precipitado el hallazgo de los restos óseos de la joven, una noticia adelantada por Malena Guerra en Informativos Telecinco, confirmados a través de las pruebas de ADN y localizados a dos kilómetros de uno de los lugares donde había estado Sergio el día de la desaparición; día en el que, como se ha comprobado gracias a su teléfono móvil, --pieza clave--, realizó movimientos extraños y erráticos.
“Siempre he sido muy realista. Si lleva desaparecida tanto tiempo es porque le había pasado algo”, cuenta Ingrid a Ya es Mediodía, dejando claro que sus sospechas eran las mismas que las de Florín, el hermano de Dana. “Algo le ha hecho. Falta encontrar el cuerpo”, aseguraba este último ante los medios, recalcando que sospechaba de Sergio desde el primer momento, sin descartar incluso que pueda haber cómplices.
“Yo sabía que Dana no se había ido. Si hubiera querido ir a Rumanía habría cogido a su hija”, ha dicho hoy, reclamando que, “por el bien de la niña” se la quede su familia y no la de Sergio. “Que se vaya a Rumanía a olvidarse de todo esto”, ha sentenciado.
Los investigadores creen que Sergio pudo matar a Dana en la vivienda. Tuvo 20 días para deshacerse del cuerpo y lavarlo todo concienzudamente hasta que se produjo la primera inspección ocular. No obstante, en el domicilio, las unidades caninas detectaron restos de sangre en la escalera; restos que dieron también positivo en ADN de Dana.
La obtención de resultados no era fácil. Todo estaba lavado con lejía, y había incluso una pared pintada recientemente.
En el maletero de su coche también había sangre, y creen que fue ahí donde trasladó el cuerpo de la joven hasta el monte.
Hoy, el sospechoso ha sido trasladado al registro de la vivienda, además del garaje de la misma, un almacén y dos corrales. Todo para recabar más muestras que afiancen las pruebas.
Él, sin embargo, se manifiesta igual que lo ha hecho durante los últimos tres meses y medio: “Está tranquilo, y se declara inocente”. Así lo subraya su abogado.