Se cumple una semana sin noticias de las pequeñas Anna y Olivia, desaparecidas en Tenerife. En las últimas horas, la investigación ha aportado detalles que podrían ser esperanzadores. La sangre encontrada en la lancha pertenece al padre y no a las niñas. Además, el hombre se hizo un traspaso de 55.000 euros antes de desaparecer.
La última novedad el análisis de las muestras revela que la sangre encontrada en la barca no pertenece ni a Anna ni a Olivia, sino a su padre. Los investigadores apuntan a que Gimeno se habría cortado cuando rompió una de las lunas de su coche al dejarse las llaves dentro.
Además la Guardia Civil ha certificado que el día antes de que se llevara a sus hijas, se hizo una transferencia de 55.000 euros entre sus cuentas. Lo que lleva a pensar a que lo tenía todo planeado.
Ayer de nuevo, los agentes registraron durante cuatro horas su casa en Candelaria, Santa Cruz de Tenerife. En ella sus vecinos le vieron por última vez junto a las pequeñas la tarde del martes. “A las siete él estaba aquí. Le decía papi tal y estaban ahí jugando”, ha contado una vecina.
La búsqueda, paralelamente, continúa en el mar, donde lo único que han encontrado hasta ahora es un silla de bebé.
También se ha registrado la última llamada que hizo el padre con su móvil. Fue a la una de la madrugada, a la madre de las niñas para decirle que nunca más volvería a verlas.
Hoy, una semana después de su desaparición, se sigue buscando a las pequeñas por tierra, mar y aire al sur de la isla de Tenerife. Cualquier pista es clave para dar con su paradero.