Los 60 vecinos de La Hiruela acuden a votar: “Aquí tienes más papeletas para que te toque mesa electoral”

  • Los sesenta vecinos de La Hiruela acuden a votar al ayuntamiento

  • El colegio electoral es uno de los más pequeños de la Comunidad de Madrid

  • Las restricciones a la movilidad por el covid masifican el turismo en el pueblo

El Ayuntamiento de La Hiruela, un pueblo ubicado en la Sierra del Rincón al norte de la Comunidad de Madrid, se transforma hoy en colegio electoral para recibir los votos de los apenas 60 vecinos de la localidad.

En el salón principal del edificio consistorial, se ha instalado una sola mesa para recibir a los electores. A pesar de que La Hiruela se llena de turistas los fines de semana y festivos, el número de personas llamadas a las urnas en el pueblo se limita a unas pocas decenas.

Es una pena que no vote todo el mundo, si no, éste sería probablemente uno de los primeros colegios electorales en poder hacer el recuento

Ignacio Merino, alcalde del municipio y propietario de uno de los dos únicos restaurantes del pueblo, reconoce que las urnas se podrían cerrar muy pronto si todos los vecinos acudieran a votar.

Reparto del voto en La Hiruela en las anteriores elecciones autonómicas

Su tamaño es extraordinariamente pequeño en cuanto a número de habitantes pero el voto está muy repartido. En las pasadas elecciones autonómicas celebradas en la Comunidad de Madrid, todos los partidos obtuvieron votos en el pueblo.

De los 53 votos emitidos, 12 fueron para el PP, 10 para Cs, 9 para UP, 9 para el PSOE, 8 para Más Madrid y 5 para VOX. La llegada de nuevos vecinos en los últimos años, ha hecho que el voto se haya diversificado en parte por el carácter progresista de los recién llegados.

“Aquí la gente es de tradición conservadora pero yo creo que las nuevas generaciones son más de izquierdas por así decirlo”- comenta un vecino del pueblo.

Día de elecciones en un pueblo turístico de poco más de 60 habitantes

En contraste con un puente de mayo marcado por la llegada masiva de turistas al pueblo, el día ha amanecido tranquilo en la localidad. Con el sol saliendo por detrás de las montañas de la sierra y el canto del cuco como único protagonista de la mañana, los miembros de la mesa han llegado puntuales a la reunión de apertura del colegio electoral.

Junto con el resto de responsables del ayuntamiento, Ignacio Merino se ha preocupado porque el protocolo covid se cumpla escrupulosamente dentro del colegio electoral: “Los votantes entran de uno en uno para que no haya aglomeraciones y el uso de la mascarilla es obligatorio”.

Medidas covid y estricto protocolo sanitario para votar en La Hiruela

A la puerta del Ayuntamiento, convertido en colegio electoral, un cartel señala la posición de la única mesa constituida en el pueblo. Al entrar, unas flechas guían a los electores hasta el punto de votación a través de una habitación de apenas 30 metros cuadrados.

Los protocolos sanitarios se cumplen en el pueblo sin importar ni su tamaño ni el número de electores convocados. Desde las ocho de la mañana, tres responsables covid vigilan que se respeten todas las medidas de seguridad: Mascarilla, gel hidroalcohólico al entrar y control de aforo en el interior.

Los vecinos del pueblo cumplen con su cita con las urnas

Sonia es otra de las recién llegadas al pueblo. Con su marido Miguel vivía en el barrio de Embajadores en Madrid. Ella trabajaba dirigiendo una empresa y él era responsable de mantenimiento. Al nacer su hijo Bjorn, con el que hoy han acudido a votar, decidieron buscar un entorno más abierto y con menos estrés para vivir.

“Yo no me considero para nada una persona de pueblo, llegamos aquí un poco de casualidad, en cierto modo echo de menos la ciudad, pero aquí estamos muy a gusto”- se sincera.

Señala Merino que aquí las probabilidades de que te toque ocupar la mesa electoral son mucho más altas que en cualquier otro sitio. A pesar de que lleva apenas medio año en el pueblo, Rocío ha sido una de las vecinas que han tenido que presentarse para constituir la mesa en su caso como suplente del vocal.

¿Cómo es la vida en un pueblo como La Hiruela?

Vienen de haber tenido vidas muy diferentes pero, desde que llegaron a La Hiruela, Sonia y Rocío se han hecho amigas. Sonia se dedica a gestionar algunos de los alojamientos rurales con los que cuenta el pueblo mientras que Rocío, bióloga especializada, está decidida a emprender un negocio para organizar rutas forestales y ofrecer talleres a los visitantes.

“Me hace mucha ilusión y creo que tengo mucho que ofrecer por mi formación como bióloga pero me preocupa no poder darme a conocer” – reconoce ante la incertidumbre de tener que afrontar una nueva vida.

Junto con su pareja Diego Alvarado, al que conoció durante un voluntariado en Ecuador, Rocío cultiva ahora un huerto en unos terrenos que les dejó Fermín, un vecino del pueblo de toda la vida. Fresas, patatas, lechugas…todo cabe en una huerta en la que la joven pareja tiene depositada toda su ilusión.

La historia del pueblo, que se remonta al siglo XV, ha estado marcada por la producción de miel. A menos de un kilómetro del ayuntamiento, justo antes de llegar al río Jarama que hace de frontera con Guadalajara, se encuentra un antiguo colmenar de corcho que ahora se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos del municipio.

El Estado de Alarma masifica el turismo en el pueblo

Con motivo del Estado de Alarma y las restricciones a la movilidad establecidas, son muchos los que, cada fin de semana, llegan a La Hiruela para pasar un día en el campo. Sin embargo, la situación está comenzando a cansar a algunos de los vecinos del pueblo que ven como su vida se ve condicionada por la “turistificación” que desde hace meses sufre el pueblo.

Diego, el marido de Rocío, trabaja para el ayuntamiento y los días de más ajetreo se pasa la mañana controlando la entrada al pueblo que apenas cuenta con medio centenar de plazas de aparcamiento.

En La Hiruela, muchos coinciden en definir dos posturas que se debaten entre los pros y contras del turismo. “Están los que ven con buenos ojos al turismo porque se trata de un pueblo que vive de eso pero luego también están los vecinos de toda la vida que solo quieren tranquilidad”.

El remanso de paz que antes era La hiruela se ha visto perturbado por la afluencia masiva de personas que, ante la imposibilidad de visitar otros destinos, copan el pueblo que ahora recibe más turistas de los que puede gestionar.

Las elecciones llegan aquí por tanto con el voto repartido pero con la esperanza común de que finalice el Estado de Alarma y así poder regresar a la normalidad. No hay duda de que La Hiruela, que continuará siendo un pueblo turístico, volverá tarde o temprano a la normalidad y se convertirá de nuevo en ese lugar tranquilo con olor a miel tan anhelado por vecinos y visitantes.