A Beatriz le detectaron cáncer de mama en el 2011. La enfermedad le sorprendió con 45 años y poco después de perder su empleo. Ese fue el inicio de un calvario del que todavía hoy no se ha recuperado. Porque tras el diagnóstico, comenzó una odisea de médicos y un tratamiento muy largo. Primero tuvo que someterse a una mastectomía radical, perdiendo su pecho derecho. Pero tras la quimioterapia, también tuvieron que extirparle el izquierdo. Su vida se quebró por completo y no solo por la enfermedad. Ahí empezó, además, un martirio a nivel económico.
Beatriz había trabajado durante veinte años como abogada y periodista. Llevaba uno cobrando el paro cuando el cáncer llegó a su vida. Pero cuando se acabó la prestación, se multiplicaron los problemas. El dinero no llegaba para pagar las facturas y la hipoteca. Su único ingreso era un subsidio de 426 euros al mes. “De ese dinero, un 40% ya se me iba en medicamentos”, explica Beatriz Figueroa a NIUS.
No estaba recuperada. No tenía salud para reincorporarse a la vida laboral. “No me tenía ni en pie”, confiesa. Su situación era desesperada porque no podía trabajar y, a la vez, no se le reconocía una incapacidad. “No podía más. Pensé en quitarme la vida pero no por el cáncer, sino por la situación económica”, confiesa.
Fue ahí cuando inició, en solitario, una batalla para denunciar públicamente la indefensión económica que implicaba el diagnóstico del cáncer. En mayo de 2013 comenzó una huelga de hambre en Vigo (Pontevedra) para visibilizar su situación. Poco después, lanzó una recogida de firmas en la plataforma Change.org que alcanzó, en muy poco tiempo, un apoyo abrumador. “Los médicos están intentando curarme, pero la Administración me va a matar de hambre”, explicaba entonces. Su grito desesperado logró, en sólo dos días, más de 300.000 firmas.
Tras hacer pública su situación, muchas personas se pusieron en contacto con ella. Querían darle su apoyo y manifestarle que también estaban sufriendo penalidades económicas tras ser diagnosticados de cáncer. Recuerda, emocionada, el primer mensaje que recibió tras hacer visible su caso. Era el de una mujer de un obrero de la construcción enfermo de cáncer. “Se trataba de una familia de tres miembros que subsistía con 426 euros. La mujer no podía trabajar porque él era totalmente dependiente. El dinero no les llegaba para sobrevivir. Lucharon por obtener la incapacidad y esta le llegó al mismo tiempo que murió en el hospital”, explica con emoción y también rabia.
Con el apoyo de 500.000 firmas, en octubre de 2014, su denuncia fue debatida en el Congreso de los Diputados. Pedía que la Ley General de Seguridad Social fuese modificada para otorgar una protección especial a los enfermos de cáncer, garantizándoles una seguridad jurídica y económica. Sin embargo, la Proposición de Ley fue rechazada por el Partido Popular, quien entonces gobernaba y tenía la mayoría.
Beatriz quiere, ahora, retomar la lucha y las conversaciones políticas tras el cambio de Gobierno. Cuenta con el apoyo de más de 770.000 firmas. “Es una indefensión total y que, por desgracia, afecta a mucha gente. No se puede sobrevivir para malvivir. No puede ser que a los enfermos les preocupe más lo que cuesta un medicamento que la efectividad que les esté haciendo”, explica.
La realidad silenciada que Beatriz sacó a la luz se vio confirmada después por un estudio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En 2018, la AECC presentó un demoledor informe sobre el impacto laboral y económico del cáncer en las personas que lo padecen y sus familias. Es el más reciente que ha emitido este organismo y estas son sus principales conclusiones:
La cifra de casos de cáncer crece cada año y el número de personas que sobreviven a él, también. Sin embargo, según denuncia Beatriz, la primera y única Estrategia Nacional contra el Cáncer del Sistema Nacional de Salud se ha quedado obsoleta. “Es de 2006 y fue actualizada en 2009. La realidad laboral y social a la que se enfrentan los pacientes y supervivientes del cáncer es muy distinta que hace diez años. Hay que tener en cuenta que los avances terapéuticos y el diagnóstico precoz están haciendo que aumente la supervivencia”, explica esta activista de Vigo.
Por ello, considera que urge una nueva estrategia que cubra las necesidades de los enfermos. También que entienda que es una enfermedad que trasciende de la problemática médica y que afecta al trabajo y a la economía del paciente y de sus familias. Dice que es intolerable que los afectados por el cáncer tengan que librar dos batallas: la de vivir y la de sobrevivir.