Con la pandemia de coronavirus en su auge y con las despensas de los hogares llenas a rebosar para salir lo menos posible a la calle, la conservación y el aprovechamiento de las sobras es ahora más importante que nunca. Nada debe desperdiciarse.
Lo primero cuando cocinamos algo y queremos guardarlo es esperar a que deje de quemar. Después y sin dejar que se enfríe, lo cambiamos a un recipiente adecuado como una fiambrera para meterlo en una nevera. Hay que tener cuidado sobre todo en verano de dejar los alimentos fuera, porque se pueden poner malos.
Eso sí, hay que tener en cuenta que al meter productos calientes la temperatura de la nevera subirá y el consumo eléctrico hará lo mismo en consecuencia... pero es lo mejor para la salud. Hay que tener claro que no siempre algo que está en mal estado tiene un aspecto raro o huele mal.
Además, los alimentos deben ser tapados con plásticos y con una etiqueta con la fecha de apertura. En caso de que sea una lata, también se debe de cambiar a un nuevo recipiente con tapa hermética a ser posible.
Parece una obviedad, pero hay que extremar las precauciones con la comida que lleva mucho tiempo en la nevera. Y otra cosa: hay que lavarse las manos antes de manipular los alimentos. De hecho, si vas a tardar en consumir restos de comida, es mejor que optes por congelarlos antes de tenerlos durante días metidos en la nevera.
La reutilización de la comida no es tan complicada. Por ejemplo, ¿sobran claras de huevo al hacer un pastel? Se pueden hervir y añadir a la ensalada o hacer una tortilla rica en proteínas. ¿La fruta? La congelamos y la vamos sacando para hacer batidos o comerla junto con un bizcocho.
El queso duro puede ser rallado y guardarlo en el congelador para combinarlo más adelante con pasta. Lo mismo podemos hacer con el pan rallado, para hacer croquetas o empanar filetes de pollo. ¿Y qué hay de los garbanzos del cocido? La típica ropa vieja es una opción estupenda.
Las opciones son infinitas y las ideas, también. Estas son solo algunas de las cosas que se pueden hacer pero no hay nada mejor que inventar y probar. ¡Animo! ¿Quién sabe lo que puede surgir de ahí?