El coronavirus está dejando imágenes nunca antes vistas y que quedarán en la retina de la sociedad por mucho tiempo. Una de ellas se está viviendo durante esta semana en los lugares más turísticos de España, por ejemplo en Benidorm.
Un Benidorm fantasmal, quieto y silencioso. Es la imagen que ofrece estos días la ciudad alicantina, donde la palabra más repetida es silencio. Esta localidad, que normalmente está atiborrada de visitantes españoles y extranjeros en Semana Santa, se encuentra vacía.
No hay ni un alma en sus inmensas playas. Y eso que este año hay sol y buen tiempo. Sus vecinos, acostumbrados al bullicio propio de un lugar muy turístico, no reconocen la ciudad ni se acostumbran a esta estampa, más bien propia de una película apocalíptica.
Las autoridades policiales han aumentado los esfuerzos por controlar a la población y vigilar a todos aquellos ciudadanos que decidan salir de sus casas a pesar del estado de alarma imperante.