Los contratos de gestación subrogada: "Garantizan los derechos de la gestante pero a veces hay mala praxis"

  • La gestación subrogada, prohibida en España, es motivo de debate en las instituciones y en la calle

  • Algunos critican que los contratos son abusivos y que se trata a las gestantes y a los niños como "mercancía"

  • Una agencia intermediaria, una jurista experta y padres por gestación subrogada aclaran a NIUS las cláusulas habituales en estos acuerdos

Esta semana Justicia ha rechazado perseguir a las parejas españolas que acudan a la gestación subrogada internacional, como proponía el Ministerio de Igualdad en el borrador de la ley del aborto aprobada el martes.

Aunque no habrá persecución judicial, la nueva norma mantiene que la gestación subrogada -prohibida en España- es una forma de violencia contra las mujeres, una "explotación reproductiva", según recoge el texto.

Recientemente, el Tribunal Supremo le ha impedido a una mujer inscribir como hijo al bebé que tuvo por gestación subrogada en México y le ha conminado a adoptarlo argumentando que el contrato que suscribió vulneraba los derechos fundamentales de la gestante y del niño al tratar a ambos como "mercancías".

En dicho contrato, entre otras cosas, se especificaba cómo tenía que ser el parto, por cesárea, lo que podía comer y beber la gestante, los hábitos de vida que debía llevar y que no podía mantener relaciones sexuales. Se le restringía, además, la libertad de movimiento y de residencia, y estaba obligada a someterse a pruebas al azar sin aviso previo de detección de drogas, alcohol o tabaco a petición de la futura madre.

También atribuía a la madre de intención la decisión sobre si la mujer gestante debía seguir o no con vida en caso de que sufriera alguna enfermedad o lesión potencialmente mortal durante el embarazo. Unas condiciones, a simple vista, leoninas.

¿Pero es este el contrato estándar en los procesos de gestación subrogada? Hemos consultado con juristas expertos en este asunto, con una de las agencias españolas líder en gestación subrogada internacional y con familias que han sido padres de esta forma para que nos detallen qué condiciones incluyen estos contratos y cómo se garantizan los derechos de la gestante y el bebé. Analizamos los temas más polémicos.

La compensación económica que recibe la gestante

Para quienes están en contra de la gestación subrogada, la compensación económica que recibe la gestante se entiende como una violación de derechos. Se define como un negocio donde se trata a los seres humanos como mercancías.

"Estoy harto de escuchar que esto es un negocio donde se compran niños", denuncia el portavoz de una de las agencias españolas líderes en gestación subrogada internacional. "No es así. Se trata de un proceso en el que una mujer ayuda a una familia que, que por diferentes razones, no pueden gestar a sus hijos", recalca. "A cambio recibe una compensación económica por las molestias que va a tener, por los riegos que va a asumir, pero no por el resultado, no por ese bebé", dice.

Pone un ejemplo. "Si hubiese una situación terrible en la que un bebé fallece dentro del útero de la gestante el día antes del parto, por ejemplo, ella va a recibir la compensación igual. No es por el bebé por lo que recibe una compensación, sino por todo lo que supone un embarazo", aclara.

"Las compensaciones se establecen como un mecanismo para proteger a la gestante', indica Antonio Vila-Coro, vicepresidente de Son nuestros hijos, una asociación de padres con niños por gestación subrogada. "Porque esa persona a lo mejor tiene que dejar de trabajar, tiene que acudir a un centro médico, tiene que quedarse un día en cama, o varias semanas, si el embarazo se complica..."

"No entiendo por qué se critica tanto que se les compense, en España es habitual dar un incentivo económico a las donantes de óvulos y a los donantes de esperma y nadie se extraña", indica Vila-Coro. "Esto es una donación también, aquí lo que se dona es la capacidad gestante. La gestación subrogada se tiene que entender como una técnica de reproducción asistida".

La desigualdad entre las partes

"Todo movimiento económico en torno a un proceso médico implica la posibilidad de que exista una desigualdad de partida y por ello debe someterse a un control estricto", defienden desde la agencia. "Las partes no deben encontrarse en una situación de desigualdad extrema. Incluso cuando el proceso se produce en países con una situación económica precaria, las mujeres que participan en estos programas han de tener una situación financiera y familiar estable", defienden.

"Alguien que diga: voy a hacer esto porque necesito dinero urgente, como podía decidir ser mula o lo que sea, no va a poder participar en este proceso nunca", informan. "Para eso se hace un estudio minucioso de las aspirantes".

"La idea es que la compensación económica nunca puede ser lo suficientemente alta como para inducir por motivos puramente económicos", añade Vila-Coro. "El problema es que igual una cantidad que no es desorbitada en España, puede serlo en Ucrania o en México. Ahí se pueden plantear una serie de dilemas que son difíciles de resolver", reconoce, "pero el criterio debe ser ese, que la cantidad no sea tan importante como para empujar a hacerlo por dinero".

"A día de hoy, esta cuestión es mejorable en alguno de los países donde trabajamos, por ejemplo en Ucrania la ley no establece este requisito y sería necesario", espetan desde la agencia.

Consentimiento plenamente informado

"Ninguna mujer debe ser gestante sin tener claros todos los riesgos físicos que pueden acarrear los tratamientos a los que se someta, así como las implicaciones legales de los contratos que firma", detallan desde la agencia. "Para nosotros, por ejemplo, es muy importante que las mujeres tengan un nivel de estudios que les permitan entender los riesgos que pueden asumir para poder decidir si lo quiere hacer o no". "Por eso, las gestantes deben contar con asesoramiento legal independiente, que provenga, si es posible, de organizaciones que trabajan en materia de derechos sexuales y reproductivos.

"Los contratos deben ofrecer también seguridad a las gestantes. Los futuros padres (o en su caso las agencias intermediarias) se deben encargar de comprobar que la gestante tiene plena cobertura sanitaria y que los peores escenarios están contemplados. Se analiza el tipo de seguro que tiene la gestante, y lo que no está cubierto corre a cargo de los padres de intención", explican.

"Por último, la mujer tiene que pasar por una serie de controles psicológicos encaminados a evaluar que tiene las características psicológicas y madurez suficientes como para entender las responsabilidades que asume a la hora de donar esa capacidad de gestar", añade Vila-Coro. "Y los mismos controles psicológicos también los pasa a la familia. Son garantías para ambas partes."

La interrupción del embarazo

"La posibilidad de interrumpir o no el embarazo en caso de complicaciones ha de ser abordada antes de iniciar el proceso", avanzan desde la agencia de gestación consultada. "Sólo se empareja a gestantes y futuros padres que comparten los mismos valores sobre este delicado tema", destacan.

"En el contrato se recogen si la gestante abortaría o no en determinados extremos, pero aún así no es algo definitivo". "Los futuros padres deben comprender que no es posible obligar por la fuerza a una gestante a interrumpir el embarazo o a continuar con él si no lo desea, independientemente de lo que haya firmado".

"Cualquier acuerdo de gestación subrogada tiene que estar basado como principio fundamental en el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo", apostilla Vila-Caro. "El cuerpo de la mujer es un territorio inviolable, sobre el que debe tener control hasta el final del proceso". "Nadie le puede impedir que aborte o que no lo haga independientemente de lo que haya firmado, siempre y claro cumpla las leyes de interrupción de embarazo de su país".

"Es cierto que ahora mismo en los contratos se establecen una serie de mecanismos para proteger a los padres frente a decisiones arbitrarias que pudieran suponerles pérdidas morales o económicas", dice la agencia. "Para que se entienda, una mujer que dijo que no abortaría y cambia de opinión, según en qué circunstancias suceda, podría ser penalizada asumiendo algunos de los gastos del proceso".

"Es una cláusula que a nosotros como agencia nos gustaría eliminar si la gestación subrogada se regularizara en España, porque en realidad no hay ninguna mujer que interrumpa el embarazo si no tiene un motivo para ello serio, de salud física o psicológica. LLevamos 8 años trabajando en este campo, hemos acompañado en el proceso a más de 500 familias y nunca se ha producido ese extremo"

Decidir sobre los hábitos de vida de la gestante

"Tú no puedes decidir sobre lo que puede o no comer la persona que va a gestar a tu hijo, sobre dónde puede viajar, sobre sus relaciones sexuales... Esto no es así", explican desde la agencia. "Pero sí es cierto que se dan ciertas recomendaciones sobre la alimentación y los hábitos, orientados a que sean saludables para no perjudicar al feto, pero no son obligaciones, solo consejos, algo que te diría tu ginecólogo".

Sin embargo hay varios aspectos que a quienes no están al tanto de este proceso le resultan llamativos. Uno es la limitación de movimientos. "Se le pide a la gestante que no salga del estado en el que se ha firmado el contrato porque la norma o las reglas que rigen la gestación subrogada son diferentes en un sitio que otro, y que el bebé nazca fuera de donde se ha establecido puede ocasionar graves problemas tanto a la gestante como a los padres de intención", explica Vila-Caro, "pero vamos, puede hacer lo que quiera".

Otro son las relaciones sexuales. "Es algo que suelen incluir los contratos. Se aconseja abstenerse de mantener sexo o hacerlo con protección justo después de la transferencia de embriones", detalla el vicerpresidente de Son nuestros hijos, "pero solo en ese breve espacio de tiempo, porque en ese impás la gestante puede quedarse embarazada de su hijo en lugar del de los padres de intención, recalca. "Lo que me gustaría que se entendiese es que no son condiciones caprichosas, la mayoría tienen un por qué lógico".

"Es verdad que puede haber casos de mala práctica en algunos procesos de gestación subrogada, como puede ser el de México, sobre el que se ha expresado el Supremo hace poco, pero son eso, casos de mala práctica. Y lo que no podemos confundir es la mala práctica con la práctica", sentencia Vila-Coro.

"Aparte de varias cláusulas reprochables, de lo que adolece el contrato de México es de estar muy mal redactado", añade la agencia. Está escrito de tal forma que parece que la gestante cede el control de su vida a un tercero y eso no se puede permitir".

Poner día y hora al parto en el contrato

El criticado contrato de México especificaba incluso el modo del parto, por cesárea. "A mí eso me parece criminal, porque someter a una persona a una cirugía mayor sin indicación médica me parece incomprensible. Las cesáreas solamente se pueden hacer si están indicadas médicamente para proteger a la gestante, al bebé, o a los dos, no porque se decida de antemano", dicen desde la empresa española de gestacion subrogada.

"Creo que esa cláusula tiene que ver con la cultura médica de México, donde es muy habitual hacer cesáreas porque sí. En Ucrania, por ejemplo, sucede lo contrario. Los doctores son super estrictos y yo he visto familias españolas llegar en la semana 38 de la gestante pensando que el parto va a ser pronto y ver que se prolonga hasta la 42 y no se ha planteado en ningún momento inducirlo antes".

"En general, en los contratos se establece una protección especial frente a cualquier forma de violencia obstétrica, ya sean las cesáreas no indicadas médicamente o la transferencia de un número excesivo de embriones. Ahora mismo el máximo son dos, pero el objetivo a medio plazo debe ser uno, porque los embarazos múltiples tienen más riesgo para la gestante".

El asunto de la filiación

Para quienes están en contra de la gestación subrogada, la filiación irreversible -que la gestante renuncie a la filiación materna del futuro hijo sin poder arrepentirse en ningún momento- supone una violación de la autonomía sobre su cuerpo. Para los defensores de esta práctica es, sin embargo, una condición imprescindible para proteger los derechos del bebé, de la gestante y de los futuros padres.

"Hay países como Reino Unido donde existe la reversibilidad del contrato . Es decir, la gestante dispone de un periodo de tiempo determinado tras el parto para reivindicar sus derechos de filiación sobre el bebé. Para alguien que oye por primera vez hablar de gestación subrogada, este periodo podría sonar razonable. Pero para quien ha entendido la diferencia entre gestar y ser madre es algo aberrante e inmoral", asegura Vila-Coro.

"Desde nuestro punto de vista, la inseguridad jurídica que supone un contrato reversible es insostenible. Sería equivalente a que los donantes de gametos pudieran revertir el acuerdo de donación. Imagínate lo que pasaría, una familia podría tener un hijo gracias a un donante de esperma, y éste aparecer tras el parto reivindicando derechos de filiación. Sería una locura", recalca. "Si todos los donantes de esperma se empezaran a arrepentir de sus donaciones y las donantes de óvulos de sus donaciones, los niños que nacerían no sabrían qué padres tienen, y eso va en contra de los derechos del niño, pues lo mismo ocurre con la gestación subrogada".

"También iría en contra de los derechos de las gestantes", apostillan desde la empresa española consultada. "Las mujeres cuando llegan a las agencias, una de las primeras cosas que nos preguntan es quién me garantiza a mí que no me voy a tener que hacer cargo de este niño. Es una pregunta lógica que hacen porque ellas ya tienen su familia y no quieren aumentarla. Se meten en este proceso para ayudar a otra persona a tener un hijo", recuerdan.

"Que la filiación se establezca desde el inicio es un derecho garantista para todas las partes, tú imagínate que de repente los padres de intención deciden echarse atrás una vez nacido el pequeño. Se habla mucho de que en la gestación subrogada los niños se pueden devolver. Eso es una aberración. Los niños no se pueden devolver en ningún caso, si el bebé, ponte, nace con una discapacidad los padres de intención tienen que hacerse cargo de él igualmente, por eso es importantísimo que no haya dudas sobre la filiación del pequeño" explican.

"En los cientos de familias que hemos tratado estos años ha sucedido alguna vez. Recuerdo ahora mismo el caso de una niña que nació muy prematura, perdió oxígeno y quedó muy afectada. Desde el inicio se sabía que sus posibilidades de supervivencia eran muy pocas y que iba a tener una vida muy difícil. Pero los padres, una familia de Zaragoza, estuvieron luchando con ella muchísimo. Hicieron todo lo posible, la pequeña murió tres años después, y nadie se planteó en ningún momento rechazarla por esos problemas, como es lógico", narra.

La relación entre las partes durante y después del proceso

Otro de los aspectos criticados es que la gestante renuncia a su derecho a la intimidad y confidencialidad médica durante el embarazo. "Esto también se firma en el contrato", explica Vila-Coro, "pero es lógico, los padres de intención deben saber cómo va ese embarazo, cómo se desarrolla, y si la cosa se complica y hay que tomar una decisión, tienen que estar informados, aunque la última palabra la tenga siempre ella", recalca.

"Además es importante la relación personal durante la gestación. Se puede acudir con ellas a las ecografías, saber cómo se sienten, hacerlas sentir acompañadas en el proceso es muy útil para muchas de estas mujeres y también para los padres, porque les permite ya crear un vínculo con el futuro bebé", dice Vila-Coro.

"Respecto a las relaciones después del proceso eso puede variar en cada contrato", explica la agencia. "Aunque te adelanto que la mayoría de las familias acuerdan mantener el contacto después del parto. No es su hijo pero para la gestante es un niño muy importante porque lo ha llevado dentro 9 meses, entonces le gusta saber cómo crece, qué es de su vida. Hay gente que establece una relación muy íntima, se van de vacaciones juntos y todo, hay otras familias donde a lo mejor es más distante, pero el contacto se suele mantener siempre".

"Además, como padre por gestación subrogada, a mi me parece fundamental respetar el derecho de mis hijos a conocer su origen biológico, apostilla Vila-Coro. "pero en cualquier caso entiendo que este es un acuerdo privado entre dos partes y como tal prevalece la autonomía de ambas para decidir sobre aspectos que afectan a su esfera más íntima".

La gestación subrogada en España

Los tratamientos de gestación subrogada no están permitidos por la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida en España, pero es totalmente legal para un ciudadano español tener un hijo o hija por esta vía en un país donde sí está regulada. Es decir, ser padres mediante este tratamiento en lugares como EEUU, Canadá, Ucrania, Georgia o México es legal para los ciudadanos españoles porque se rigen por la legislación del territorio donde se produce el nacimiento. "En estos países se ha avanzado mucho en materia de derechos garantistas para todas las partes, pero aún quedan muchas cosas por mejorar", reconocen desde la agencia.

"La gestación subrogada ha llegado para quedarse, es la realidad de muchas familias en nuestro país. No la van a hacer desaparecer como medio de convertirse en familia o de hacerla crecer de una manera válida, igual que todas las demás que existen", apunta Ana Miramontes, jurista de la asociación Son nuestros hijos.

"Y el Gobierno, al crear este ambiente social y político enrarecido y contaminado contra quienes la eligen como forma de ser padres lo que está haciendo es estigmatizar a esas familias y señalar a los niños", denuncia.

"Una de las consecuencias de este clima es la vulneración de los derechos de los más pequeños, pero la primera es la merma de las libertades personales, porque yo como mujer tengo que ser libre de poder elegir si quiero gestar para mi, para otros o si quiero interrumpir mi embarazo", destaca la experta.

"Lo que hace falta es menos crítica y más diálogo", espeta. "Que escuchen a las mujeres que han sido gestantes, que escuchen a las familias que han sido padres gracias a este proceso y que escuchen a los niños nacidos así", pide. "Hay niños que vinieron al mundo por gestación subrogada y ya casi son adultos. Que los llamen a todos y que vean que junto a sus padres y las mujeres gestantes forman una gran familia"

"Es necesario el debate serio", dicen desde la agencia, "que todos nos sentáramos a hablar para llegar a la mejor regulación posible, que nos preguntáramos cómo podemos hacer para que estos procesos sean más respetuosos, para que los derechos de todos los implicados estén garantizados sin resquicios".