Consejos para tomar el sol con sentido común
El doctor Agustín Buendía, coordinador nacional de la campaña Euromelanoma de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que la protección contra la radiación solar “nunca se consigue al 100 por cien” y que “la protección será mayor cuanto mejor se utilice” el fotoprotector.
“Los dermatólogos no queremos demonizar al sol: nos proporciona vitamina D, disminuye la tensión, genera endorfinas que nos proporcionan una sensación de bienestar”, asegura el doctor Buendía, pero recalca que el fotoprotector nunca debe usarse como excusa para estar al sol sino para que, el tiempo que estemos, estemos más protegidos.
El dermatólogo apunta que “darnos el protector nos genera una falsa sensación de seguridad” pero que, en realidad, es tan solo “una medida complementaria”. Subraya que “es necesario el sentido común: evitar exponerse en los horas centrales del día, utilizar las sombras, usar gorra, camisetas…”. Aconseja que “la gorra o el sombrero tengan una visera de al menos 7 cm para tapar orejas, nariz y cuello, que son las zonas de asiento de cáncer de piel”.
Y recuerda: “Hay que tomar el sol con sentido común. El bronceado nunca debe ser el fin: el bronceado es, de hecho, un mecanismo de defensa de la piel frente a una agresión externa para evitar la quemadura”. Por eso, advierte, “el vuelta y vuelta en la playa no tiene sentido” porque hay gente que se broncea rápidamente y otros que tienen una gran incapacidad para broncearse.
Radiación ultravioleta A y radiación ultravioleta B
Quizá lo primero que debemos saber antes de exponernos al sol es que hay tres tipos de radiaciones: la radiación ultravioleta C, que es filtrada por la atmósfera; la radiación ultravioleta B, que es enormemente energética y produce daños directos al núcleo del ADN, es la causante de las quemaduras; la radiación ultravioleta A, es menos energética pero tiene mayor penetración en las capas de la piel. La quemadura se produce al exponernos durante más tiempo y es la causante del melanoma.
Tradicionalmente, los fotoprotectores protegían de la radiación ultraviolenta B, que es la que produce la quemadura más inmediata. Pero poco a poco se está consiguiendo mayor protección contra la radiación ultravioleta A. En las horas centrales del día, la radiación ultravioleta B es muy intensa y produce un gran daño. De ahí que se recomiende tomar el sol a primeras horas de la mañana y por la tarde.
¿Fotoprotector químico o físico?
En este sentido, es conveniente explicar las diferentes entre los fotoprotectores químicos y los físicos. Los químicos absorben parten del espectro de radiación. Algunos absorben la radiación A ó B. Se componen de sustancias de síntesis, absorben los fotones de la luz solar, a través de reacciones fotoquímicas. Se absorben a través de la piel. Son más irritantes o sensibilizantes y hay cierto tipo de pieles que sufren esa irritación y les pueden provocar alergias.
Los fotoprotectors físicos o inorgánicos se componen de polvos inertes de óxido de zinc, de hierro, dióxido de titanio… que reflejan por completo la radiación, como un espejo. No se absoben a través de la piel. Tienen una mayor protección. El inconveniente es que son más pastosas, más difíciles de extender y dejan la piel blanquecina.
El doctor Buendía recomienda tener en cuenta dos cosas a la hora de protegernos del sol: la elección del fotoprotector y utilizarlo correctamente.
¿Cómo utilizar correctamente el fotoprotector?
Sobre cómo utilizarlo correctamente, recomienda “aplicarlo de forma muy generosa”. Lo adecuado es 20 miligramos por cm2, es decir, la palma llena” para cada zona a aplicar. Hay que aplicarlo correctamente en todas las zonas, incluso a las que no llegamos muy bien con la mano o en las que menos nos fijamos como espalda, orejas, cuello o entre los dedos.
Además, debemos aplicárnoslo 30 minutos antes de exponernos al sol, después de actividades que pueden hacer que desaparezca esa protección como nadar, bañarnos, pasear, sudar, jugar en la arena… Y, además, hay que volver a aplicar cada 2 horas.
Sobre la elección del fotoprotector, el doctor Buendía señala que depende del tipo de piel, de las condiciones climáticas y de la actividad a realizar.
Tradicionalmente, los fotoprotectores protegían de la radiación ultraviolenta B, que es la que produce la quemadura más inmediata. Pero poco a poco se está consiguiendo mayor protección frente a la radiación ultravioleta A. En las horas centrales del día, la radiación ultravioleta B es muy intensa y produce un gran daño por lo que es más recomendable tomar el sol a primeras horas de la mañana y por la tarde.
Entonces, ¿qué factor de protección debemos elegir?
El factor de protección se obtiene dividiendo el tiempo que tarda en aparecer el editema, la rojez, en la piel sin fotoprotector entre el tiempo en el que aparece el editema con fotoprotector.
El doctor Buendía advierte de que “el factor de protección es erróneo frente a la quemadura” porque en el laboratorio se aplica de forma correcta, generosa, según el tipo de piel, algo que no hacemos nosotros cuando nos exponemos al sol.
Lo habitual es que nosotros, en lugar de aplicarnos 2 mg por cm2, nos apliquemos 0,5 ó 1 mg, es decir, la mitad y, en muchas ocasiones, incluso un tercio, con lo que el factor que realmente nos aplicamos se reduce. Cuando más alto es el factor, más alta es la protección. Pero si aplicamos un fotoprotector de 50 incorrectamente, es como si nos aplicáramos un fotoprotector de 15 ó 20.
El fotoprotector, el mejor cosmético
El doctor Buendía señala que, a largo plazo, la radiación ultravioleta puede provocar cáncer de piel y fotoenvejecimiento en las zonas expuestas al sol. De hecho, el fotoprotector puede prevenir esos daños y de ahí que el doctor lo considere "uno de los mejores cosméticos".