Las personas comienzan a ver porno a los 8 años. Esta es una de las conclusiones del estudio Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, fruto de la colaboración entre la Universitat de les Illes Balears y la red Jóvenes e Inclusión. Y es que este dato esconde una triste realidad que, en algunos casos, deriva en futuras violaciones grupales y maltrato a la mujer.
"Los vídeos más vistos son los de sexo en grupo. La persona que ve pornografía quiere ver cada vez más. Aunque no son resultados científicos, si comparamos los datos de los vídeos sexuales en grupo y las agresiones sexuales en grupo, ambos guardan cierta relación", apunta Carmen Ort, una de las autoras de la investigación.
Este es uno de los principales problemas de un consumo a edades tempranas. Y es que son muchos los niños y adolescentes que basan su educación sexual en vídeos pornográficos. Esta deriva, unida a una desinformación sobre el sexo, puede derivar en conductas agresivas ya que el joven "espera unas situaciones que no va a obtener en la mayoría de los casos".
La experta señala directamente a la actual industria pornográfica como la principal culpable, ya que "la gente que viola en grupo lo llega a grabar como si fuera una película porno". Estos delincuentes imitan lo que ven en producciones porno, que en muchos casos son anónimas y en las que la mujer es vejada y tratada como un mero objeto."Es importante que las familias tengan un control sobre el porno que consumen sus hijos", añade.
Una de las soluciones pasa por un mayor control de la industria pornográfica por parte de las administraciones. Un ejemplo de cambio es Berlín, donde el alcalde de la ciudad destinó parte del presupuesto dirigido al cine a promover el porno ético a nivel local.
En este modelo no existe el papel dominante del hombre que cosifica a la mujer, eliminando cualquier atisbo de misoginia y machismo. Además, en estos lugares aplican medidas de protección, algo que en la industria comercial no se aplica, lo que lleva a un 50 por ciento de jóvenes a practicar relaciones de riesgo.