Antes de la pandemia, no era habitual preguntarse cómo sacar a un familiar que vive en una residencia de ancianos, pero el covid-19 está haciendo que muchos familiares de residentes se planteen poder sacar a sus mayores del centro y llevarlos a sus casas.
Y es que, hasta la aparición del coronavirus, todas las personas que no tienen incapacidad legal podían abandonar la residencia geriátrica en el mismo momento que ellos mismos decidieran. El protocolo de cada centro residencial marca las pautas de actuación, que suelen pasar porque los familiares estén al corriente de la salida del residente y se hagan cargo de él. En el caso de ser un residente que tiene una incapacidad legal, tiene que ser el tutor legal el que autorice la salida el centro.
Pero, a partir de la pandemia, todo cambia. Y es que las personas mayores son las que más han padecido el impacto del covid-19 en múltiples aspectos, ya que no solamente se ha registrado una mayor mortalidad en estos grupos de edad, sino que también son los que más han sufrido las consecuencias de la distancia y el aislamiento social al que se han visto sometidos todos los ciudadanos. Pero aún hay un grupo más vulnerable que las personas mayores en general, el de aquellas personas mayores que están viviendo en una residencia de ancianos y que han estado meses sin poder recibir visitas de sus familiares y sin poder salir del centro.
En la primera ola de la pandemia, muchos hijos tenían a sus padres ingresados en residencias donde se iban confirmando cada día decenas de muertes por coronavirus. Estos hijos se enfrentaban al dilema de dejarlos allí o llevarlos a casa sin tener la opción de saber si sus padres estaban ya contagiados o si podían exponerles más al virus en un hogar donde había miembros de la familia que, por ejemplo, salían de sus hogares a trabajar. Además, si la persona que estaba en la residencia estaba en una situación grave de dependencia y necesitaba muchos cuidados, los familiares carecían de herramientas y conocimientos para poder atenderlos en sus casas, por lo que se complicaba más la decisión.
En la primera ola, muchas residencias de ancianos intentaban tranquilizar a los familiares de sus residentes, enviando correos electrónicos y realizando llamadas donde les informaban de que la situación estaba "controlada", y explicando de forma individualizada el estado de salud de sus familiares, casi diariamente.
En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, con la pandemia fuera de control en la primera ola, se dio la posibilidad a los familiares de llevarse a los residentes a sus casas mientras gestionaban la situación de contagios que se había dado en los centros geriátricos. Unas 300 familias lo hicieron, pero al finalizar el estado de alarma, la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad pedía a estos residentes volver a sus centros a riesgo de perder la plaza que les había sido adjudicada, por lo que se volvía a exponer a los familiares al dilema de perder la plaza o volver a dejar a su padre en la residencia, a pesar de que seguía habiendo rebrotes en muchas de ellas.
En la segunda ola del coronavirus que llegó meses después, las nuevas medidas que implican nuevas restricciones de movilidad prácticamente en toda España ya se están aplicando también a las residencias de mayores. Es cierto que esta segunda ola se está afrontando por parte de los trabajadores y usuarios con mucha más seguridad que en los pasados meses de marzo, abril y mayo, y muchas residencias tienen ya unos protocolos muy bien diseñados que dan mucha seguridad y confianza, algo que a principios de la pandemia brillaba por su ausencia.
Uno de los aspectos a los que más importancia dan los familiares es a la posibilidad de visitar a sus mayores y confirmar que todo lo que se les comunica por teléfono es cierto. Recordemos que las visitas de familiares a las residencias de mayores quedaron prohibidas al inicio del estado de alarma, en virtud de las instrucciones marcadas por el Ministerio de Sanidad y las distintas comunidades autónomas. Estas visitas se fueron reanudando de forma progresiva a partir de mayo, conforme fuimos entrando en la fase de "nueva normalidad", y se reanudaron también las salidas de los residentes libres de coronavirus al exterior del centro. Sin embargo, la situación actual de la pandemia está llevando a distintas comunidades a restringir de nuevo estas visitas y salidas, al menos durante unas semanas.
Uno de los cambios que se han incorporado en los protocolos de esta segunda ola son algunas excepciones a la limitación de visitas, como en los casos de final de vida de residentes, para facilitar que sus familias puedan despedirse de ellos en ese momento. Sin embargo, la situación epidemiológica actual lleva a que se tengan que limitar estas salidas, por el riesgo de contagio de los residentes en el exterior, permitiéndose solo aquellas que sean estrictamente necesarias o urgentes.
En espera de confirmaciones de cada comunidad autónoma, con respecto a las salidas de nuestros mayores de los centros residenciales, la única que ha regulado algo al respecto ha sido la Comunidad de Madrid. Y es que su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha avanzado que su departamento está valorando establecer protocolos para que las personas mayores que están en residencias puedan volver a casa con sus familias para las celebraciones navideñas. Las medidas aún se están preparando y detallarían las condiciones de seguridad necesarias tanto para la salida de esas personas a domicilios familiares como para su regreso a las residencias.
Los requisitos para sacar a una persona mayor de una residencia dependen de cada comunidad autónoma y han cambiado con la aparición del coronavirus. La llegada de la vacuna para acabar con la pandemia devolverá la tranquilidad a estos centros para que los mayores sigan disfrutando de su tercera edad sin preocupaciones.