Cómo se recoge la lava del volcán de La Palma y para qué sirve su análisis
"Analizar la lava es fundamental para saber qué puedes esperar en futuras erupciones", dice la petróloga ígnea Cristina de Ignacio
La actividad científica no cesa en La Palma. Tras las imágenes del volcán hay decenas de investigadores en la sombra. Entre ellos están los petrólogos ígneos. Son los encargados de estudiar las propiedades químicas, físicas y mineralógicas de las rocas ígneas, formadas a partir de la lava. Su análisis es clave para futuras erupciones.
"Uno de los objetivos es reconstruir lo que ha pasado dentro del volcán. Así entendemos cómo funciona el sistema magmático. Cada vez que estudiamos una erupción reunimos datos, son nuestro libro de experiencias. Los volcanes de una misma zona tienden a repetir pautas de comportamiento. Es fundamental para saber qué puedes esperar en futuras erupciones", explica a NIUS Cristina de Ignacio San José, profesora e investigadora de petrología ígnea y geoquímica en la Universidad Complutense de Madrid.
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El primer paso es el más arriesgado: recoger muestras de lava. Los científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) han contado con la ayuda de miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Estos son los que han recolectado fragmentos incandescentes que están entre 500 y 600 grados Celsius. Lo han hecho equipados con trajes y guantes de polímeros sintéticos y fibra de carbono, diseñados para soportar temperaturas muy elevadas.
En países como Estados Unidos la recogida de lava es más habitual. El volcán Kilauea (Hawái) es uno de los más activos del mundo. Este jueves volvió a entrar en erupción y la situación está siendo monitorizada. El material que emite es menos viscoso y más fluido.
Recogida
En este caso, las muestras han sido tomadas de la colada situada al norte de la montaña de Todoque. No ha llegado al mar aún porque su avance es lento. Las herramientas, resistentes, son de lo más común. Los militares cogen con una horca un fragmento de lava en proceso de solidificación. A continuación, en un lugar apartado, lo parten con un pico y un martillo. Por último, introducen una mitad en un cubo de agua y la otra se enfría a temperatura ambiente. El proceso puede durar días.
"Así vemos qué cambios de fases hay en la mineralización y qué gases, que se pierden de una forma lenta en una colada normal, quedan o desaparecen con el enfriamiento rápido", explica el científico del IGME-CSIC José Mediato. El contacto con el agua genera una cristalización instantánea de la roca. Hasta que las muestras no reducen considerablemente su temperatura no pasan al laboratorio. De lo contrario los dispositivos sufrirían daños.
Análisis
Una vez se han enfriado, el siguiente paso es el estudio pormenorizado de las muestras. Una de las primeras pruebas en el laboratorio es la lupa. Los investigadores observan con ella si hay cristales minerales pequeños. "Si están presentes nos dan mucha información del proceso de ascenso en el volcán: si ha sido rápido o lento, etc.", dice San José. En caso de haber minerales determinan de qué tipo son.
Otro de los exámenes es hacer un corte muy fino, de unas 50 micras de espesor, y pasar al microscopio. A través del mismo comprueban si ha dado tiempo a la formación de minerales, porque "a veces las lavas se cristalizan tan rápido que solo queda vidrio". La roca es "una ventana a la profundidad del volcán".
Después del microscopio llegan los ácidos. Es necesario pasar los fragmentos a una solución acuosa para analizar sus elementos químicos. Esta fase debe realizarla personal especializado porque es peligrosa. Algunos de los ácidos utilizados son: fluorhídrico, clorhídrico, nítrico y combinaciones. La elección depende de la composición de la roca. Tras quedar diluida pasa al espectrómetro. Este dispositivo determina, entre otras cosas, "las concentraciones de elementos químicos".
Los resultados obtenidos ayudan a los científicos a entender qué ha sucedido durante la erupción y de qué capa procede la lava —en un primer momento magma—. Igualmente son fundamentales para estudiar el sistema interno del volcán. "Sirve para saber cómo podría comportarse en un futuro", finaliza la experta.