Las sartenes son utensilios de cocina que usamos con mucha frecuencia y, por ello (y por lo delicado de su material) es bastante sencillo que su vida útil se vea mermada por arañazos y rayones de los que somos culpables absolutos, también durante el proceso de limpiado. Es posible usarlas sin estropearlas y darles una larga vida: la clave está en hacerse con los utensilios adecuados según el material de que se trate, así como en conocer los trucos y consejos necesarios para limpiarlas en profundidad sin recurrir a materiales o sustancias abrasivas. ¿Cómo limpiar sartenes? ¿Cómo eliminar la suciedad de sartenes quemadas o de su parte posterior?
Lo primero que debes tener en cuenta es el material con el que está fabricada tu sartén, así como las instrucciones del fabricante en cuanto a su limpieza. Por eso es tan importante consultar la información al respecto cuando compremos un nuevo utensilio. Más allá de usarlas adecuadamente a la hora de cocinar (no usar espumaderas o similares fabricadas con materiales que rayen, evitar las quemaduras...), debemos limpiarlas siempre con cuidado, aunque desde luego ayudará mucho que no hagamos excesivas locuras en nuestro uso diario.
Por ejemplo, un error tan frecuente como catastrófico en el cuidado de estos utensilios culinarios es verter agua fría sobre una sartén aún caliente, algo que hacemos muy a menudo pensando que ayudará a cuidar el material y a despegar la suciedad antes de que se adhiera, pero que se encuentra en el abecé de cosas que jamás debemos hacer. Introducirlas en el lavavajillas o frotarlas con estropajos metálicos o abrasivos son otras de las costumbres adquiridas que nos rodean y que acabarán por eliminar el teflón o por dañar el material antiadherente de que se trate.
En cuanto a cómo limpiar sartenes quemadas o simplemente sucias, poniéndonos en el peor de los casos (una capa de suciedad completamente pegada que no sabemos cómo eliminar), el objetivo será devolverla a su estado previo sin llevarnos por el camino la capa protectora de la propia sartén. Para ello, existen distintos trucos.
Uno de ellos es usar detergente para platos y agua caliente, y dejar esta mezcla en remojo para que el residuo se ablande. De esta forma, será más sencillo eliminar la suciedad incrustada sin tener que incidir demasiado en ella. Si no basta con dejarla a remojo, otro truco es hervir esta mezcla. Eso sí, en este caso es importante dejar enfriar la sartén durante unos 20 minutos antes de proceder al último lavado. Para este último paso, frota la sartén con una esponja suave: la suciedad de debería salir sin esfuerzo.
Además, un ’truco de la abuela’ que nunca falla es utilizar una mezcla de bicarbonato y vinagre blanco, dejándola actuar sobre la sartén si es necesario. Simplemente llena la sartén más o menos hasta la mitad con agua tibia, vierte un vaso de vinagre blanco y luego pon la mezcla a hervir. Tras unos 10 o 15 minutos, retírala del fuego y añade dos cucharadas de bicarbonato. La reacción entre ambos productos (verás una especie de espuma) te ayudará a eliminar los restos pegados en la base de la sartén.
Por último, la sal también es clave en la limpieza de sartenes: cubre el fondo del utensilio con este ingrediente (ojo, sin frotar) y caliéntalo sin remover hasta que se tueste. Cuando veas que se vuelve oscura, retírala y frotar con un paño seco.