Las cortinas son textiles que, pese a su importancia, pueden pasar desapercibidos en lo que a su limpieza se refiere. Parece que no se manchan y no reparamos demasiado en ellas, pero lo cierto es que, con el tiempo, es normal que reciban salpicaduras, que su parte inferior acumule suciedad, que absorban olores... Si eres de lo que piensa que no hay nada como rematar una buena limpieza del hogar con unos textiles recién lavados, toma nota de estos consejos sobre cómo limpiar cortinas en casa de forma eficaz y sin riesgos.
Lo primero es tener en cuenta que, si las cortinas están limpias (las has lavado hace poco) y simplemente han recibido alguna salpicadura o mancha concreta, es posible limpiar las cortinas sin quitarlas utilizando algún productor específico para el tipo de tela de que se trate. Muchas veces basta con un poco de agua jabonosa y un cepillo suave, o puede que necesites usar un jabón en seco. En cualquier caso, ahorrarás tiempo y energía si corriges estos pequeños desperfectos sin retirar la cortina completa.
Si de lo que se trata es de lavar tus cortinas en profundidad y devolverles ese olor fresco que han perdido con el tiempo, el primer paso es descolgarlas con cuidado y asegurarte de retirar todos los ganchos antes de lavarlas, aprovechando para eliminar el polvo que hayan acumulado los enganches.
En cuanto al método para eliminar la suciedad, dependerá del tipo de tejido. Es posible que no puedas lavarlas en casa y que debas llevarlas a la tintorería, por lo que es importante que mires con lupa la etiqueta o, en su defecto, que consultes cómo se debe lavar de forma segura esa tela concreta. En cualquier caso, puede ser conveniente repasar las zonas más sucias previamente y a mano para que, si luego las introduces en la lavadora, queden homogéneas y sin ninguna mancha que se resista.
Por otro lado, si vas a lavar varias cortinas con diferentes tonalidades, no olvides que debes separarlas para evitar accidentes: al ser prendas que no se lavan tan a menudo, es posible que destiñan y que acabes estropeando los tejidos más claros. Sobre todo, ten muy en cuenta la temperatura y, ante la duda, lávalas con agua fría. Nada peor que provocar que el tejido se encoja y que no puedas volver a utilizarlas.
En este sentido, y por mucho que tus cortinas, en teoría, admitan un lavado ’todoterreno’, es preferible que uses siempre un programa delicado de tu lavadora, corto y con centrifugado suave (inferior a 400 rpm), así como una temperatura nunca superior a 30 grados.
Si optas por lavar las cortinas a mano, utiliza un recipiente muy amplio en el que puedas introducirlas y dejarlas en remojo (siempre en agua fría o tibia) con un poco de jabón neutro. Tras unas horas (removiéndolas cada cierto tiempo), retira el agua, enjuágalas y vuelve a introducirlas en el recipiente con agua limpia y un poco de suavizante. Ya solo falta dejarlo actuar durante una media hora y volver a enjuagar con abundante agua.
En el caso de las cortinas blancas, el momento del lavado puede ser perfecto para blanquearlas y eliminar las manchas oscuras o amarillentas que suelen aparecer con el tiempo. Existen productos blanqueantes específicos para ello (vigilando siempre que no dañen el tejido), y también puedes recurrir a un remedio casero infalible: el bicarbonato.
Un último consejo es elegir un día de sol para lavarlas, de forma que puedan secarse rápido, lo que ayudará a que no sea arruguen. Si las cuelgas antes de que se sequen por completo, el resultado será mucho mejor.