Las manualidades y actividades relacionadas con la artesanía suponen grandes ventajas para quienes las llevan a cabo. Cultivarás la paciencia, reducirás el estrés, sentirás la satisfacción de haber creado algo con tus propias manos, mejorarás tu agilidad mental y también tu psicomotricidad. Además, trabajar con tus manos te ayudará a desarrollar tu creatividad y a expresarte a través de nuevas vías. Si tienes niños, este tipo de actividad les aportará todas estas ventajas, ayudándoles también a aprender a reciclar y a sacar provecho de lo que les rodea de forma creativa y divertida. Una de las actividades que puedes llevar a cabo es crear cualquier pieza mediante la técnica de soutache. Si no sabes en qué consiste, te proponemos comenzar por un objeto sencillo: aprende cómo hacer unos pendientes con la técnica soutache.
La palabra ‘soutache’ es de origen francés y se traduce como ‘trenza’. En este caso, se trata de una trenza plana y estrecha que se utiliza tradicionalmente como decoración en prendas de ropa y demás textiles (cortinas, etc.), principalmente para disimular las costuras. Su origen se remonta a mediados del siglo XVIII y se utilizaba para decorar la vestimenta de aquella época, incluyendo los uniformes militares. Básicamente, mediante esta técnica es posible, mediante puntadas invisibles o utilizando pegamento, crear formas variadas con cordones de distintos colores a los que se pueden añadir abalorios y cuentas, creando distintas formas como, por ejemplo, volutas o espirales.
Con el tiempo, los usos del soutache han evolucionado y hoy en día es muy frecuente crear todo tipo de piezas de bisutería siguiendo este patrón, como es el caso de los pendientes de soutache. También es posible confeccionar colgantes, broches... y cualquier cosa que imagines.
Para crear tus pendientes de soutache necesitarás material muy básico: piedras con la forma que desees, cordón o cinta de soutache de distintos colores (se vende hecho), fieltro o una pieza de tela con cuerpo y no elástica, pegamento, tijeras (o bien hilo y aguja) y la base para colgar tus pendientes. Puedes encontrar todo este material en cualquier bisutería o tienda de cuentas y abalorios.
Una vez que cuentes con todo este material, corta un trozo de fieltro o tela con las dimensiones que quieras dar a tus pendientes. Básicamente, los elaborarás utilizando las piedras, cuentas y cordones que hayas comprado, usando pegamento o bien aguja e hilo para crear espirales y demás formas a tu antojo. Lo más sencillo es buscar modelos a través de Internet para inspirarte, sobre todo si es la primera vez que utilizas esta técnica, aunque también puedes dejar volar tu imaginación y lanzarte a crear tu propio diseño.
La manera más sencilla de comenzar es tomar la piedra que quieras colocar como principal (de mayor tamaño que el resto), rodeándola de pequeñas piedras y pegándolas todas al fieltro usando tu pegamento. Así darás estructura y fuerza al conjunto. Cuando se sequen, toma un trozo de cordón y pégalo alrededor de las piedras, dejando un trozo largo sin pegar en cada extremo. Repite el mismo proceso con otro cordón, pegándolo junto al anterior, y coloca a tu antojo piedras y demás cuentas en las zonas que desees. Sigue colocando cordones, siempre dejando extremos libres con longitud suficiente como para poder seguir utilizándolos si lo necesitas.
Una vez hayas terminado, oculta los extremos utilizando piedras, o bien colocándolos bajo otros cordones con los que se crucen. Ya solo falta añadir otra pieza de fieltro a la parte trasera con las mismas dimensiones para ocultar costuras o remates, pegarla bien, añadir el colgante y repetir la misma operación con el otro pendiente.