Una de las líneas de investigación abiertas en la lucha contra la pandemia por la COVID-19 está relacionada el uso de plasma procedente de pacientes después de ser contagiados por el virus. En concreto, el plasma de estos pacientes -que se corresponde con la fracción de la sangre restante al eliminar células como los glóbulos rojos y los glóbulos blancos- se extrae en pacientes pertenecientes a distintos países en todo el mundo -incluido el entorno de la UE- para la posible obtención de anticuerpos que puedan hacer frente al virus, tratando a pacientes infectados o previniendo el desarrollo de la enfermedad en personas que hayan tenido contratos próximos. ¿Cómo ser donante de sangre para estudios sobre la COVID-19? ¿Qué requisitos marcan los protocolos sanitarios en el caso de España?
Mientas que la vacuna contra el coronavirus funcionaría de forma que el propio organismo produzca los anticuerpos necesarios para combatirla, evitando la infección, el tratamiento con plasma convaleciente funcionaría como anticuerpo pasivo. Esto significa que, al introducir los anticuerpos de otra persona en el nuevo paciente, se podría conseguir que el nuevo paciente mejorara y que se controle la carga del virus, neutralizándolo.
Se trata, en cualquier caso, de un procedimiento en estudio, lo que hace necesarias las donaciones de sangre por parte de pacientes que hayan superado la enfermedad. Si es tu caso y te gustaría colaborar, desde el pasado mes de junio existen una serie de Directrices para la obtención de plasma de donantes convaleciente de la COVID-19, publicadas por el Comité Científico para la Seguridad Transfusional (CCST).
En ellas se establece, entre otras cosas, cuáles son los requisitos para poder donar sangre para investigaciones sobre la COVID-19 en esta línea. Son las siguientes:
En cuanto a la extracción, se realizará en centros autorizados para ello por el procedimiento de plasmaféresis, tratamiento habitual para su obtención en donantes sanos. En estos casos, la sangre extraída del donante se introduce en la máquina, que a través del centrifugado separa el plasma de las células. Sólo cuando esto no sea posible, el plasma se podrá obtener a través de la donación de sangre total.
Por otro lado, el intervalo entre dos sesiones de plasmaféresis no debe ser inferior a 48 horas y, en los casos en que la frecuencia de donación sea superior a dos sesiones por semana, el centro médico deberá realizar determinaciones de proteínas totales, al menos con carácter semanal.
Además, y para proteger al donante, cuando éste done plasma más de una vez, se deberá medir la titulación de anticuerpos en cada donación, y si hay pruebas de una disminución significativa de éstos. En caso de que así, sea, deberán ser excluidos temporalmente. Además, cualquier reacción adversa grave en el donante deberá notificarse a la autoridad competente rápidamente, de acuerdo a la legislación nacional y de la UE.
Del lado del paciente, el plasma convaleciente podrá utilizarse en pacientes, a petición de un hospital, en las siguientes circunstancias:
En cualquier caso, la incertidumbre sobre la eficacia del plasma convaleciente en el tratamiento de personas con la COVID-19 debe comunicarse a los posibles receptores, ya formen parte de un ensayo clínico o de un estudio observacional. El objetivo es "evitar fomentar falsas expectativas, así como garantizar que los posibles receptores toman decisiones sobre el tratamiento, correctamente informados”, tal y como asegura el documento de la CCST.