Cómo desinfectar bayetas y estropajos
Aunque estén en contacto frecuente con jabón y se usen precisamente para limpiar, estropajos y bayetas acumulan muchísimas bacterias
Según un estudio de OCU, 9 de cada 10 bayetas que consideramos limpias presentan en realidad una limpieza deficiente
El caso de los estropajos es aún peor: el 96 por ciento no supera la prueba de limpieza de OCU
Bayetas y estropajos son probablemente los utensilios de limpieza de uso más intensivo en cualquier hogar, al menos para quienes pasen tiempo en la cocina. Sin embargo, muchas veces tendemos a alargar su vida útil como si no fuéramos conscientes de que, en realidad, los estamos utilizando en mucha mayor medida que cualquier otro elemento similar. Se trata de una práctica que debemos erradicar, especialmente porque ello puede acarrear consecuencias para nuestra salud. ¿Cómo desinfectar bayetas y estropajos? ¿Cada cuánto tiempo deben lavarse o sustituirse por piezas nuevas?
Cómo desinfectar bayetas y estropajos: consejos para alargar su vida útil
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Lo primero que debemos tener en cuenta es que no conviene alargar demasiado la vida útil de estropajos, bayetas y otros utensilios similares (esponjas, trapos, etc.) Aunque parezca que se trata de los elementos más limpios de nuestra casa (precisamente porque están en contacto con jabones y demás productos de limpieza casi a diario), en realidad se encuentran en el listado opuesto: el de los objetos que albergan más cantidad de patógenos.
Y es que, por mucho jabón que utilicemos, estropajos y bayetas se encuentran en contacto constante con comida, suciedad, humedad... El caldo de cultivo perfecto para todo un universo de bacterias. De ahí que sea tan importante una limpieza profunda de estos elementos, así como evitar utilizarlos para quitar restos de alimentos que sean un gran foco de posibles infecciones (carne, huevo, etc.) También, por supuesto, hay que renovarlos frecuentemente.
Otra tendencia muy extendida es utilizar la misma bayeta para absolutamente todo: para secar lo limpio, para recoger lo sucio... Y con este gesto estamos creando focos de contaminación constantemente, ya que, según un estudio elaborado por OCU, 9 de cada 10 bayetas que creemos limpias están en realidad llenas de bacterias. Así, si quieres evitar esparcir bacterias por toda la encimera cada vez que pases un trapo, lo mejor será que uses uno para cada cosa distinta (y, por supuesto, que lo limpies bien y con frecuencia).
A título informativo, y según el mismo estudio de OCU, los métodos más utilizados para desinfectar bayetas y estropajos han resultado ser meterlas en la lavadora o dejarlas en agua con lejía, aunque también los encuestados usaban el microondas, el lavavajillas o el jabón o el detergente. Sin embargo, en los elementos aportados por los encuestados (que ellos consideraban limpios a pesar de su uso), se constató la presencia de bacterias y una limpieza deficiente en 9 de cada 10 bayetas y (aún peor) en un 96 por ciento de los estropajos.
En cuanto a la limpieza de bayetas y estropajos, toma nota de estos consejos para lograr su desinfección:
- Asegúrate de eliminar cualquier resto de comida después de cada uso. Al menos todos los que sean visibles. Reducirás la probabilidad de que las bacterias encuentren alimento.
- Limpia, escurre y deja secar después de cada uso. También se recomienda ponerlos a remojo en agua con lejía diluida al 10 por ciento durante unos 5 minutos antes de escurrir y secar: la ausencia de humedad es básica.
- Sustituye estos elementos frecuentemente. En general, una bayeta o estropajo desgastado acumulará más bacterias, por lo que se recomienda cambiarlos cada semana o cada 10 días.
- Usa un utensilio para cada cosa. Sobre todo, no mezcles baño con cocina.
Sobre este último punto, en el caso de los paños que de cocina, lo ideal es tener tres distintos: uno para secar la encimera, otro para secar los utensilios y un tercero para secar nuestras manos. Éstos deben cambiarse como mucho cada dos días y lavarse a alta temperatura. También en este caso, la eliminación de restos de alimento, residuos, etc. es básica: deben quedar perfectamente limpios (el truco de la lejía es perfectamente aplicable a este caso) antes de escurrirlos y tenderlos.
Como consejo extra, conviene recordar que, en el caso de los utensilios de baño, los que más frecuentemente debemos cambiar son las esponjas y los cepillos de dientes, por razones muy similares al caso de los elementos de limpieza típicos de cualquier cocina. En este caso, lo mejor es sustituir los cepillos de dientes una vez al mes.
En el caso de las esponjas, su vida útil dependerá del material con que estén fabricadas: en el caso de las naturales, el plazo es de tan solo dos semanas. Si se trata de esponjas sintéticas, podrás mantenerlas dos meses. Además, se recomienda desinfectarlas una vez a la semana en una solución de lejía durante al menos 5 minutos, aclarando bien y dejándolas secar.
También es recomendable que cada miembro de la familia tenga su propia esponja (y, por supuesto, su propio cepillo de dientes), así como escurrir y secar bien cada esponja tras su uso, permitiendo que la humedad caiga y evitando así el desarrollo de bacterias.