En los últimos años han seguido apareciendo estudios que analizan las posibles bondades que poseen los juegos de mesa para las diferentes etapas de la vida de cualquier persona. Estos efectos positivos se acentúan cuando hablamos de formación de personalidad y valores -en el caso de los más pequeños-, y de envejecimiento saludable -en mayores y personas con demencia y alzhéimer-.
Hablando del segundo grupo de personas, existen bastantes estudios que analizan estos efectos, como por ejemplo el realizado por Asmodee y Game in Lab, Cognitive – Adaption – Behavior, dirigido por Julie Brousse, Laure Chantepy, y Philippe Robert, de la Universidad Côte d'Azur. En él, y tras un análisis y seguimiento de de dos años en un grupo controlado de personas, se arrojaba una conclusión clara: los juegos de mesa son una gran herramienta estimulante porque, aunque el paciente tenga intereses disminuidos, este no es el caso del cuidador.
El interés personal en un juego fomentará su uso por parte del cuidador, que es el principal iniciador del juego. Es importante poder utilizar juegos que estén más cerca de los intereses del paciente. Esto ayuda claramente a la interacción social y a preservar las emociones.
Otro de los grandes estudios realizados en este campo es Playing board games, cognitive decline and dementia: a French population-based cohort study, presentado por Jean François Dartigues, Alexandra Foubert-Samier y Mélanie Le Goff, donde se afirma como conclusión que, entre los 3.675 participantes del estudio, el riesgo de desarrollar demencia en personas jugadoras de juegos de mesa fue un 15% menor, así como una menor depresión incidente, recomendando el consumo de juegos de mesa en la edad adulta.
¿Por qué son bueno para conseguir mejoras en las capacidades de las personas mayores? Núria Cuadrat Pèlach, técnica de educación de la Coordinadora d’ONG Solidàries, lo tiene claro, “los juegos de mesa (y todos en general) tienen el mejor de los ingredientes de cualquier actividad: su objetivo es lúdico. Nos divierten. Además, la mayoría se juegan en pareja o grupo, es decir, en compañía. Para una salud mental sana (sin hablar de trabajar competencias sistémicas, pensamiento crítico, colaboración, aprendizaje de normas, resoluciones de conflictos integrada, dominio cognitivo, etc.), ¿qué mejor que divertirse y pasar un buen rato en compañía?”.
Esta misma semana se celebra la jornada “Los beneficios de los juegos de mesa para las personas mayores”, organizada por esta asociación, cuyo objetivo es de intercambio entre personas y profesionales que atienden a la gente mayor, y que o bien ya juegan con ellas, o quieren introducir el juego como otra herramienta más de creación de vínculo, compañía y trabajo de habilidades sociales para la vida diaria y un envejecimiento saludable.
Este tipo de actividades permite “pasar una tarde jugando juntas a distintos juegos de mesa para después dedicar un rato a intercambiar y dialogar sobre las virtudes de cada uno, sobre cómo poder adaptarlos a distintas necesidades a las que queramos dar respuesta, para saber utilizarlos también con fines terapéuticos, etc.”, afirma Cuadrat.
Si los juegos de mesa son importantes para las personas mayores, no lo son menos para los niños. Por ejemplo, en Intermón Oxfam ha estudiado durante muchos años su uso para ayudar a la educación y desarrollo de los niños más necesitados, concluyendo que ayudan al desarrollo de sus capacidades motoras, mentales y sensoriales; concentración, memoria, observación e imaginación; resolución de problemas, autoestima… En definitiva, son un complemento ideal para su educación.
También en años anteriores, la Coordinadora d’ONG Solidàries ha desarrollado sus “Tardes de juego” con menores tutelados, donde se han obtenido, en su opinión, grandes resultados.
A través de su uso en actividades como estas, el juego se convierte en un gran aliado para la comunicación entre personas. A través de él, pueden imaginar mundos y situaciones ficticias con las que se pueden identificar fácilmente y tomar un rol para jugarlo. Así, el error, el fracaso o el éxito queda también en el plano de la imaginación del juego y es mucho más fácil trabajar a nivel personal y grupal. Además, prosigue Núria Cuadrat, “los juegos cooperativos nos permiten conocer – y trabajar- aspectos de organización y gestión de grupos y mostrar otra realidad posible: la de jugar sin eliminar a nadie y sin ir “contra nadie”, sino la de ir todos a una para la superación de pruebas y enigmas que el juego nos reta. No hay ni vencedores ni vencidos, y en según a qué edades, esta faceta les resulta novedosa, a la vez que descubren a compañeras y compañeros que tienen habilidades que desconocían.
Otro de los elementos que destaca es su capacidad inclusiva, ya que “muchos de ellos son jugables incluso desde el desconocimiento del idioma, se juegan sentados en una mesa… con lo que nos permite acoger a aquellas personas que en otro tipo de actividad pueden tener más dificultad en participar”, concluye Cuadrat, que a través de la asociación ha trabajado en nuevas iniciativas, como el aprendizaje de los derechos humanos en una campaña sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en institutos de la provincia de Girona, y a partir de este mismo año, Y a partir de este año y junto con Díxit Fundació Campus Arnau D’ escala, nuevas «Tardes de juego» abiertas a profesionales del ámbito social que atienden a personas mayores, a personas con discapacidad, etc.