La nueva ola de calor que ha golpeado Europa esta semana ha provocado que las temperaturas se eleven por encima de los 40 grados en muchos puntos de nuestro país, convirtiéndose oficialmente ya en la segunda ola de calor que sufrimos tan solo 1 mes después del inicio del verano.
Los expertos aseguran que estas temperaturas no son algo casual ni que ocurra habitualmente, sino que el pasado mes de junio fue el más caluroso registrado en el mundo en buena parte del hemisferio norte, especialmente en Europa y el sur de Asia.
Es importante no salir a la calle en las horas centrales del día, desde las once hasta las siete de la tarde, y tener en cuenta que cualquier persona es susceptible de sufrir un golpe de calor, circunstancia que se ha repetido en el último mes ocasionando incluso la muerte de algunas personas.
Ante todo esto, muchas veces quedarse en casa disfrutando de algún plan en su interior es la solución que la población utiliza para combatir las altas temperaturas. Pero con ello, también comienza otro debate sobre la propia climatización de los hogares, que muchas veces se realiza de manera incorrecta.
Para Miguel Fernández Díaz, Ingeniero Industrial especializado en intensificación de técnicas energéticas, la mayoría de la población hace un mal uso de los recursos disponibles para conseguir una climatización adecuada de su hogar.
Conseguir una temperatura baja en verano en nuestra casa es una tarea que puede complicarse si no se emplean bien los medios adecuados, pero que Miguel asegura, “es posible lograrlo sin tener que arruinarse en el intento, y tratando de tener también un empleo energético sostenible.”
Lo primero que hay que tener en cuenta es que “el mejor ahorro de energía que podemos realizar es no tener que utilizarla”. Existen trucos y pequeños remedios que ayudan a no tener que poner en marcha la climatización, o a hacerlo en menor medida. Algunos de estos trucos que recomiendan varias webs especializadas son:
Proteger el hogar de la radiación solar mediante toldos o persianas. “Se puede conseguir hasta un 60% de ahorro de energía si empleamos métodos que reduzcan el impacto de la radiación solar.” Además, las ventanas son un factor clave para la climatización, porque es por donde se produce una mayor pérdida de energía. Así, un doble acristalamiento será de gran utilidad para evitarlo. Comprobar las tiras de los cierres en las ventanas es importante para ver que se encuentran en perfecto estado, ya que con el tiempo pueden deteriorarse. Las puertas también tienen un efecto aislante muy importante para la climatización, por lo que una buena idea es utilizar materiales aislantes para ajustar el cierre por completo.
Aprovechar las horas del día en el que la temperatura exterior esté por debajo de 26 grados, como puede ser por la noche, para ventilar la vivienda de manera natural y sin necesidad de recurrir al uso de energía.
Los colores oscuros retienen más el calor, por lo que en verano se recomienda optar por fundas, cortinas y ropa de cama de colores claros, que ayudan a conseguir una sensación térmica más agradable.
Cambiar el uso de bombillas tradicionales por LED, que no desprenden calor, o tener plantas en nuestro hogar son pequeños detalles que parecen insignificantes pero que pueden ayudarnos también, además de los consejos tradicionales para combatir las altas temperaturas como dejar un barreño de agua en la ventana o en la terraza e ir rellenándolo a medida que se vaya evaporando, hidratarse bien, vestir ropa fresca y evitar las comidas copiosas.
Estos pequeños trucos no siempre son suficientes para lograr la temperatura ideal, y es necesario el uso de aparatos de climatización o aire acondicionado. Los principales elementos que se emplean son:
El ventilador. Para Miguel las ventajas e inconvenientes de este aparato son claras: “En términos de dinero, se trata de un método muy económico. Puede costar unos 6 euros al año en electricidad si lo encendemos durante todo el verano.”
Es, por tanto, una manera que permite combatir el calor en el hogar sin que afecte gravemente a nuestros bolsillos. A pesar de ello advierte de que su uso no consigue los resultados tan eficaces como otros métodos, puede reducir la temperatura entre 3 y 5ºC, pero “en realidad afecta mayormente a la sensación térmica. Mueve el aire de un lado a otro, y provoca una sensación térmica de frío que en realidad no se está consiguiendo.”
Con respecto al aire acondicionado, la opción ideal es sin embargo la que menos se usa hoy en día: “Lo ideal sería una instalación centralizada de aire acondicionado, sin embargo, en la mayoría de viviendas se recurre a sistemas individuales.”
A la hora de elegir uno de estos sistemas para nuestro hogar lo primero es fijarse en la etiqueta de eficiencia energética que poseen: los más eficientes son los que tienen una A, una franja de color verde. Su uso nos permitirá ahorrar en electricidad frente a aparatos de eficiencia menor: Si adquirimos un electrodoméstico eficiente, con un indicativo A+++, supondrá un ahorro de un 40% en el consumo de energía.
Este formato es el elegido por excelencia para la mayoría de la población y aunque es capaz de enfriar mucho y consumir poca energía, hay muchos usos incorrectos que si se corrigieran, nos permitirían ahorrar más. Uno de estos errores más comunes es la temperatura a la que fijamos el termostato. La temperatura ideal en el hogar en verano, según varios estudios, es de 26ºC. “Cuando llegamos a casa y tenemos mucho calor, nos creemos que poner el aire a una temperatura muy baja, como 19ºC, hará que rápidamente se nos pase el calor pero no es así. Es un error común que puede costar un 10% más en la factura de la luz.”
La mejor opción para conseguir una climatización adecuada es, por tanto, establecer 26ºC y no volver a tocar el aparato: “no es necesario apagarlo cuando estemos frescos y poco después volver a encenderlo, o darle más potencia en un momento de sofoco…todo esto son mitos que en el único lugar donde se ven reflejados es en la factura de la luz.”
Hay que tener en cuenta que, como máximo, la diferencia entre la temperatura que hay en el exterior y en el interior debe ser de 12 grados. Además, un mantenimiento adecuado como puede ser limpiar el filtro del aire o elaborar un chequeo de manera anual ayuda a mantener la eficiencia del aparato.
Los edificios de consumo de energía casi nulo tienen una eficiencia energética tal que el consumo de energía es muy bajo o en ocasiones inexistente, y que se cubre con métodos de energías renovables propiamente producidas.
La función principal de este tipo de edificios es aprovechar al máximo los recursos naturales como pueden ser la luz solar, la radiación o el viento, y los recursos a la hora de construir el edificio, teniendo en cuenta su orientación, su inclinación, el aislamiento y los materiales utilizado entre otras cosas.
Parece que el futuro de la climatización se centra en este tipo de inmuebles, ya que a partir del 31 de diciembre de 2020, todos los nuevos edificios que se construyan tendrán que ser edificios de consumo de energía casi nulo.